Tribunales

Seis años y medio de cárcel por romper una orden de alejamiento y violar a su expareja

El acusado volvió a salir con la denunciante saltándose una condena por violencia de género y, cuando ella le informó de que quería cortar definitivamente, la forzó a mantener relaciones sexuales

El acusado comparece frente a la Sección Segunda de la Audiencia de Las Palmas.

El acusado comparece frente a la Sección Segunda de la Audiencia de Las Palmas. / B. M.

Benyara Machinea

Benyara Machinea

Amenazas, maltrato, quebrantamiento de condena y violación son los cargos que pesan sobre Ricardo G. R. y que sumieron a su expareja, que presenta una discapacidad física y psíquica de un 73%, a una relación tumultuosa e interrumpida de cinco años. El acusado reconoció en el juicio celebrado este jueves ante la Audiencia Provincial de Las Palmas que rompió la orden de alejamiento que pesaba sobre él desde 2020 para volver a salir con su exnovia y que, cuando esta le informó de que iba a dejarle, amenazó con matarla y le esperó en la vivienda que compartían para forzarla a tener relaciones sexuales.

Las partes han llegado a un acuerdo, por el que el encausado cumplirá una condena de seis años y seis meses de cárcel, de los que se descuentan los 30 meses que ha pasado en prisión provisional desde que fue detenido, el 10 de abril de 2021. La fiscal, Ruth Díaz, ha aceptado la propuesta de la defensa, ejercida por los letrados Roque García y Alexandra Gómez, de rebajar la petición inicial de 12 años y nueve meses de prisión, al eliminar el factor de vulnerabilidad, porque el acusado no conocía la discapacidad de su víctima, y al aplicar la atenuante de dilaciones indebidas, por haber transcurrido más de dos años desde que tuvieron lugar los hechos.

El encausado deberá indemnizar 18.000 euros a su expareja por las lesiones y daños que le ocasionó, entre ellos un síntoma ansioso depresivo con ideas suicidas y una merma de su autoestima. La magistrada ponente, María Pilar Verastegui, ha avanzado que la Sección Segunda dictará una sentencia condenatoria en los términos de la conformidad, que incluye una orden de alejamiento por 16 años y la medida de siete años de libertad vigilada.

El acusado le profería a su víctima: "Llama a la policía, es la única manera de salir de aquí"

Una sentencia emitida el 26 de mayo de 2020 por el Juzgado de Violencia Sobre la Mujer de Las Palmas de Gran Canaria obligaba a Ricardo G. R. a no acercarse a menos de 500 metros de su expareja, por un delito de maltrato y otro de amenazas. Sin embargo, el encausado desoyó la resolución de los magistrados y decidió retomar la relación sentimental con la denunciante al cabo de unos días.

"Te voy a matar"

La pareja se mantuvo algo menos de un año. El agresor y su víctima convivieron en el mismo domicilio, en el barrio de Ladera Alta de Las Palmas de Gran Canaria, hasta que el nueve de abril de 2021 la mujer decidió que era el momento de romper el contacto. Esa mañana llamó a Ricardo G. R. desde su trabajo y le pidió que guardara sus cosas en bolsas, para pasar ese mismo día a recogerlas. El encausado se negó a aceptar la ruptura y le profirió amenazas tanto por llamada como por WhatsApp del tipo: "te voy a matar"; o, "si hay alguien te juro que no voy a descansar".

A las 12.30 horas, la agredida entró en el domicilio, donde se encontraba su ya expareja, y le explicó que su decisión era firme. Frustrado, el acusado tiró la televisión de un puñetazo. La mujer se dio prisa en subir las escaleras y guardar sus cosas en bolsas, pero el denunciado le siguió, empezó a dar patadas a sus pertenencias y tiró su ropa por toda la casa, mientras le decía: "Coge tu bolso y lárgate de aquí, que todo este tiempo te has estado riendo de mí".

La agredió en la casa que compartían

Atemorizada, decidió darse prisa en su camino a la puerta, pero el encausado llegó antes y la cerró con llave para evitar que escapara. "Llama a J, llama a J, llama a la policía. Es la única manera de salir de aquí", le profería en ese momento. A continuación, la empujó sobre el sofá, le quitó los vaqueros que llevaba puestos y le rompió las bragas, pidiéndole que tuvieran relaciones porque no las tenían desde hacía tres días.

La víctima logró zafarse de su agarre con una patada y subió a la planta alta porque no podía huir hacia la calle, pero el encausado le alcanzó, terminó de quitarle las bragas y le encerró en su habitación. "La empujó sobre la cama, se puso encima de ella, la sujetó por los brazos y le dijo "dame un beso" mientras ella le torcía la cara, procediendo el procesado a penetrarla vaginalmente y a eyacular en su interior", describe el escrito de acusación de la Fiscalía.

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