Montse Hernández habla de las ventajas de su nuevo trabajo. "Es una maravilla abrir un tarro y tener la comida preparadita. La actividad que yo hago se considera como un bien social porque se trata de ayudar, economizar, comer mucho más sano, hacer nuestras propias conservas para no tirar la comida y aprovechar los productos de temporada, sin añadirle ningún aditivo ni componente químico", asevera.

Aunque es de Tenerife y vive en Santa Cruz, está muy interesada en divulgar sus conocimientos por todas las islas. De hecho, tiene alumnos de todo el Archipiélago. "Eso era algo que podía comunicar también en Gran Canaria. Todo esto hay que divulgarlo". No ha dudado en aprovechar las nuevas tecnologías y las redes sociales para difundir sus clases. "Yo lo hago por Facebook y por un blog que tengo en Internet. Ahora una guardería, una escuela infantil de Montaña Las Huesas, en Telde, Los Enanitos, me ha pedido que enseñe a los padres".

El taller se hará el próximo 5 de noviembre, de 16.30 a 21.00 horas, y la inscripción finaliza el 30 de octubre. Ésta puede hacerse enviando un correo electrónico a la dirección yomelopasobien@gmail.com o en el teléfono 696627060. El coste es de 48 euros para los padres del centro y 50 para los demás interesados. Cuenta también con blog virtual que se llama tallerdeconservas.blogspot.com.es.

Ella empezó a hacerlo a raíz de quedarse parada. En lugar de quedarse recluida y estática, la situación la llevó a idear y emprender cosas nuevas y distintas a lo que había hecho hasta el momento. "Me afectó la crisis también. Soy técnico de farmacia, mi marido es vasco, se dedica a las matemáticas, pero en su familia hay tradición de cocina y él toda la vida ha trabajado esto con su madre, su abuela y sus tías".

Con el tiempo ha investigado, ha conocido y ha tenido cada vez más experiencia en este ramo. "Cuando yo me quedo parada seguimos viendo crecer nuestra despensa. Yo aprovecho los productos de temporada", señala. Asegura que se están tirando muchos productos alimenticios a la basura en vez de transformarlos en conserva y aprovecharlos. "Pensé: qué pena, sabiendo yo hacer esto, por qué no aprovecharlo y enseñarlo a los demás. He investigado mucho y de hecho hoy es mi forma de vida. Este es mi trabajo".

Sabe de la importancia de comer sano. "Yo he estudiado y aprendido mucho en mi etapa de técnico de farmacia. Sé qué aditamentos artificiales les ponen a las comidas. Es impresionante. Me da un miedo tremendo cualquier cosa que venga en lata. Todo eso de hacer conservas naturales lo enseño a hacer yo en los talleres". Está convencida de que comemos rápido y mal. "Y hacer estas conservas que yo enseño no se tarda mucho tiempo, un ratito nada más. Por ejemplo, es fácil hacer y conservar nuestra salsa de tomate con nuestro sabor tan peculiar. Nuestras albóndigas, nuestros potajes? todo eso lo podemos envasar, lo podemos poner en conserva".

"Y tantísimas cosas más: en salmuera, en almíbar, en mermelada, compotas, conservas en aceite. Muchas de estas cosas son caras, pero si son de temporada y las hacemos nosotros en conserva, son más baratas y duran mucho más en perfectas condiciones", añade.

En verano se consigue barato el bonito y por eso es una de sus conservas preferidas. "Todavía estamos en temporada de bonito. Yo saco los tarros de bonito a 90 céntimos cuando el mismo tarro en el supermercado me cuesta 15,25 euros, y eso de que yo tengo mis dudas que estén conservados en aceite de oliva. Hay muchas ventajas en conservar uno mismo los alimentos".

A su juicio, en materia culinaria hay un gran desconocimiento en la sociedad. "Incluso hay personas que se quedan impresionadas cuando vienen a mis talleres. Yo voy a diferentes mercadillos para hacer promoción y no se creen que lo que yo tengo en la mesa, esas cajas y esos frasquitos de muestra que yo tengo, es un potaje que se conserva naturalmente sin necesidad de congelación. Se abre el frasco y se come sin problemas, tan ricamente. La gente se queda impresionada".

Montse ha aprovechado su matrimonio para implicarse en el negocio. "Ha sido una mezcla de todo un poco. Él es economista, asesor fiscal, matemático, está todo el tiempo calculando, sacando porcentajes, tratando de conseguir la perfección en los alimentos", aclara. Su marido es de gran ayuda. "En los talleres hay mucha parte de teoría. Yo me dedico a hacer la práctica, a hacer conservas diferentes en cada taller, que dura cuatro horas o cuatro horas y media. Con tres conservas diferentes que hago, unifico todas".

"Hago la salsa de tomate siempre en los talleres, pero explico más cosas, más conservas, las comidas preparadas: un potaje, unas albóndigas, salsa boloñesa, un conejo en salmorejo, un cocido madrileño, un montón de cosas", afirma.