La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista a Miguel Vega

"El teldense debe sentirse de la ciudad o seguirá lamentándose de los problemas"

"La Pardilla siempre ha sido un pueblo que ha generado muchísima participación colectiva y bregado todos juntos", asegura el presidente de la asociación cultural Tyldet, distinguida con el Premio Telde

Miguel Vega, presidente de Tyldet, en la sede de la asociación cultural en La Pardilla. SANTI BLANCO

¿Cómo surge Tyldet?

Nosotros surgimos en el año 1995, viniendo de un movimiento social que se produjo aquí, en el pueblo, a finales de la dictadura franquista y principios de la Democracia. En 1978 se creó una asociación juvenil, que fue pionera en Telde porque fue la primera que se creó en el municipio y bueno, muchos de los que estamos en Tyldet participamos en esa asociación y con el paso del tiempo estudiamos, nos fuimos fuera y luego retomamos esta idea. Ahora estamos con un proyecto de desarrollo comunitario con el que pretendemos es involucrar al mayor número de personas posibles de diferentes edades.

¿Desde el inicio se ha dedicado a la conservación del patrimonio intangible de Telde?

Nosotros en el año 1982 creamos las jornadas sobre estudios y etnografía y folclore porque desde esa corta edad -tendríamos unos 20 años- entendíamos que nuestro pueblo había sufrido una gran transformación, de ser un pueblo agrícola y ganadero a ser un pueblo dormitorio, donde hoy actualmente las familias que viven aquí no hacen vida en el pueblo, duermen y poco más, trabajan en el Sur o en la ciudad de Las Palmas. Nosotros abarcamos todos los palos, todas las facetas de la cultura canaria, no solamente lo que es el patrimonio inmaterial o intangible, sino también el material y tangible. Incluso con cuestiones derivadas con la cocina, con el patrimonio gráfico que hay que recuperar, reivindicar y poner en valor.

¿Cómo ha evolucionado La Pardilla y San Antonio en estos 20 o 30 años?

Desgraciadamante o afortunadamente para otros, lo que se ha dado por denominar la milla de oro de la zona de La Mareta nos ha comido y nos ha hecho perder identidad. Este pueblo ahora mismo junto con San Antonio y La Majadilla son territorio de dormitorio, donde la gente ya no labra sus tierras, sino que solo duerme y donde la carretera general se ha convertido en una autovía, más que en una calle de travesía, donde la gente pasa con una velocidad tremenda y, lógicamente, esto no permite que haya un desarrollo comunitario óptimo y para la salud de las personas que habitamos en ellla.

La mejora de la carretera es una vieja reivindicación.

Nosotros no estamos tanto porque se amplíe la carretera, sino que se gestione mejor el tráfico. Lo que no es posible es que por una vía urbana se conduzca a 80 kilómetros por hora, esto no pasa en ningún lugar del mundo. Esto, al ser una zona de travesía, realmente creo que podría haber alternativas, como guardias muertos o semáforos para que la gente que vivimos aquí podamos utilizar la vía como un espacio de unión, no de desunión como es en la actualidad. Nosotros, los que somos de aquí, siempre la hemos llamado La Carretera, para nosotros era un lugar de encuentro y hoy en día se ha vuelto un lugar inhóspito que no permite la unión de los dos lados de la vía.

¿Cómo han tratados las corporaciones municipales, no solo ésta, a La Pardilla?

El otro día hablando con un compañero me decía que La Pardilla está igual que hace 40 años, pero más envejecida. Quizás tenga razón, habría que efectuar planes integrales -culturales, sociales, de infraestructuras, de equipamientos- porque realmente en algunos sentidos nos hemos quedado muy atrás. Fundamentalmente creemos que hay urbanizaciones que se han incorporado a la vida del pueblo, pero no se han equipado, no hay más servicios y, lógicamente, hay una mayor población, pero estamos igual que hace más de 30 o 40 años.

¿La llegada de estas urbanizaciones, de convertirse en un barrio dormitorio, ha cambiado la identidad de los vecinos que han vivido aquí toda la vida?

Nosotros hablamos de emigración cuando vemos a los sirios, a los turcos, a pueblos emigrantes. Existe una emigración interior, que es cuando una persona viene a vivir al pueblo, su hijo no estudia enel pueblo, su vida no es con los niños del pueblo y hay un desarraigo. Esta persona duerme en el pueblo, pero su vida social la hace fuera de él. Es muy complicada la integración, porque si desde pequeño no estás integrado en la zona que habita, lógicamente de adulto tampoco lo va a estar. Ahí se produce el gran conflicto que tenemos y no solamente pasa en esta zona, pasa en todo Telde, la mayoría de la gente trabaja fuera del municipio y sus hijos no estudian, no conviven, no participan de la vida social. Entendemos que hay que hacer una gran apuesta por el sentimiento de pertenencia a un lugar y realmente el teldense no tiene en la actualidad no tiene un sentimiento de pertenencia del municipio donde habita. Hay que hacer un trabajo potente para que la gente se identifique con una ciudad que tiene muchos defectos, pero también grandes ventajas. Para poder sacar adelante este municipio, la gente se tiene que sentir de él porque si no andaremos toda la vida lamentándonos de ser de un lugar que solo aparece en televisión por cosas malas, no cosas buenas.

¿Qué ha supuesto la ubicación de una urbanización como Las Remudas a este barrio?

En Las Remudas, por la forma de como está construido y ha sido un proceso de asentamiento que hoy en día podemos establecer que aunque hay conflictos, no son mayores que en otros lugares. Si es verdad que supuso un cambio muy fuerte para los que habitábamos en La Pardilla, porque fue un disparate instalar una construcción sin equipamiento.

¿Se ha comido Las Remudas a La Pardilla?

La gente de La Pardilla tenemos sentimientos y estamos muy bien anclados en la tierra. Siempre hemos sido un pueblo que ha generado muchísima participación colectiva y siempre hemos intentado bregar todas a la misma.

Compartir el artículo

stats