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Begoña, la teldense que adiestra perros

Consigue un puesto de trabajo con su labrador 'Cabana' tras asistir a dos cursos en el municipio

Begoña, la teldense que adiestra perros

Begoña Alonso disfruta de 40 primaveras y jamás había tenido relación con el mundo del adiestramiento canino. Posee un labrador negro de cinco años, Cabana, una perrita que tampoco sabía lo que era recibir estímulos positivos por sus buenas acciones, encontrar juguetes escondidos o dar la patita con soltura. "Ninguna conocíamos nada sobre esto, pero nunca es tarde", señala Alonso satisfecha. Y tanto que nunca lo es, que hace pocas semanas recibió una llamada que cambió el día a día de ambas. Así, fueron contratadas desde el Ayuntamiento de Telde para, a través de empresas privadas, acudir a diferentes centros de la Isla para realizar actividades con sus usuarios. "Fui a un curso de adiestramiento en positivo y a otro de intervención con perros en la Casa de la Juventud, pero jamás pensé conseguir un trabajo de este tipo, que ni sabía que existía, y que me encanta", cuenta feliz.

Hace a penas una semana que comenzaron en su nuevo puesto, porque tanto Begoña como Cabana se han puesto en acción. Centros de día, de salud mental, de mayores, de personas con alzheimer, de menores o incluso la cárcel. Cada jornada una aventura llena de emociones que comienza para dejar a la adiestradora con la piel de gallina. A pesar de que ya ha hecho prácticas en esta área y sabe a lo que se expone, asegura que le es inevitable no erizarse cuando ve el vínculo tan grande que se crea entre el animal y los usuarios a los que visitan.

"Es muy bonito cuando llegamos y no quieren saludar a los perros y después, al ver la actividad, se atreven o piden acariciarlos", relata esta teldense declarándose más que afortunada por esta oportunidad doble, "porque antes de este puesto trabajaba de lo que me iba saliendo", apunta.

También ha tenido mucha suerte con los compañeros que le han tocado y lo grita a los cuatro vientos sin ningún reparo. Asimismo, Lara y Jonathan Alonso con Kira y Oso, completan el equipo de seis que va por la Isla repartiendo alegría y vitalidad. "Es curioso que tengamos el mismo apellido los tres y que los perros sean labradores negros", destaca con gracia la dueña de Cabana, mientras determina que Lara "fue la profesora que me formó en uno de los cursos".

Esta, por su parte, lleva casi un año y medio dedicándose a la intervención con perros y a esta profesión que tanto la llena. Tiene 25 años y estudió Educación Social, "pero siempre tuve claro que quería ir por esta rama", destaca.

Si lo que hacen, bien podría denominarse terapia, lo cierto es que "no lo llamamos así". De esta forma, basan su labor en ejercicios de motivación tanto relacionados con la educación como con el desarrollo motriz, de interacción o comunicación, "no sólo con los animales, sino entre los propios usuarios, que muchas veces viven en el mismo centro o conviven durante horas y no se conocen", explican las profesionales a la vez que afirman que "a veces, al marcharnos, los vemos que se quedan hablando de sus cosas, y es algo muy positivo".

"El primer curso lo hice en noviembre de 2016 porque quería ayudar a Cabana, crear un vínculo más fuerte con ella, aumentar la salud para las dos y que corrigiera algunas cosas, me gustó y me aventuré al otro", recuerda la protagonista mientras hace hincapié en lo rápido que su mejor amiga animal entiende las lecciones.

Entre otras cosas, Alonso ha aprendido que "por lo general, ellos siempre están motivados, pero necesitan de la estimulación del ser humano, porque somos nosotros los que tenemos que aprender a leerlos, ya que entendiendo su lenguaje corporal logramos saber y anticiparnos". "Puede parecer que dicen una cosa cuando mueven el rabo y a lo mejor están diciendo lo contrario", agrega.

Cada educador con su compañero de cuatro patas creando "una experiencia mágica y preciosa", garantiza Begoña al recordar esos instantes en los que el animal elige al usuario y lo hace partícipe o cuando "los enfermos de alzheimer no recuerdan lo que han comido ese día pero sí el nombre del perro".

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