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Baile como alternativa de vida

Nuhacet Guerra, bailarín profesional y vecino de Jinámar, organiza un festival de danza en el barrio

Nuhacet Guerra, bailarín profesional, durante una de sus sesiones en el festival Nabosaka en Polonia. LA PROVINCIA / DLP

Han sido muchos los colectivos y administraciones públicas que han visto en Jinámar un espacio donde empezar un proyecto social. Sin embargo, nadie mejor que una persona de la zona conoce qué es lo que el barrio necesita.

Nuhacet Guerra, de 33 años, es bailarín profesional, se crió en la urbanización de Eucaliptos II y aunque ya lleva muchos años residiendo fuera por motivos laborales, hace poco vio la oportunidad de comenzar un programa juvenil que fomente el arte y la ambición entre los adolescentes de esta zona. En colaboración con el Ayuntamiento de Telde, y dentro del Plan Integral de Jinámar, el jinamero organizará entre los meses de marzo y abril un festival de danza para los jóvenes. "Yo soy de allí, y sé que se organizan pocos eventos para los chicos del barrio: sé que Jinámar puede generar y esa es la intención de este proyecto social", asegura.

Motivación

El gran evento contará con tres partes: en primer lugar, Guerra hará un recorrido por varios institutos del barrio para conocer de cerca a los jóvenes y transmitir su pasión por la danza. "Comencé con la capoeira en el sur de la Isla, pero conocí a la bailarina Natalia Medina y ella me aseguró que tenía cuerpo de bailarín; le hice caso y comencé a formarme en su escuela", comienza a relatar el artista, que gracias a esta profesión tan peculiar ha viajado alrededor del mundo. "Cuando uno lucha por lo que realmente quiere hacer en la vida, lo acaba consiguiendo y lo más importante es estar siempre ahí, porque si no, no tienes nada", asegura el bailarín, que relata como ejemplo el día en que se murió mi padre.

"El mismo día de un estreno de una obra que tuve en el Teatro Cuyás me comunicaron que mi padre había fallecido; en ese momento supe que tenía que decidir qué es lo que quería hacer y adonde me quería dirigir", afirma Guerra, y anuncia que se mudó a Madrid para continuar con la danza. "Nunca pensé que llegaría hasta donde estoy hoy, trabajando de lo que quiero y viajando por todas partes", admite emocionado, y es precisamente esa ilusión por su trabajo lo que quiere transmitirle a los jóvenes del barrio donde se crió.

Polonia, Suecia, Alemania, Grecia, Estados Unidos... la lista es muy larga. Guerra ha estado en 28 países del mundo durante su trayectoria como bailarín profesional. Estuvo mucho tiempo en una compañía de baile belga llamada Última Vez, que posee prestigio a nivel internacional, en donde "me encontraba muy a gusto, era alto nivel y llegar hasta ahí ha sido todo un logro". Con este currículum quiere decirle a los más jóvenes que hay otras alternativas de vida, y espera que su experiencia sirva de motivación para todos aquellos que participen en el festival.

La segunda parte de esta gran cita artística consistirá en una semana de formación con cursos y talleres de danza, "donde los chicos podrán conocer a muchos profesionales del sector, profesores de baile de Canarias que viven de esto al 100%; han viajado por todo el mundo como yo y tienen una gran historia que contar y muchos conocimientos que transmitir", asevera el bailarín." La idea también es ver cómo estos cursos y charlas afectan a los adolescentes del barrio. "Sé que el baile es una actividad que no gusta a todos, pero eso tampoco es que haga falta; habrá gente que sólo por ver de lo que se trata se acercará a mirar y al final queremos ver cómo reaccionan", sostiene.

Por último, todo desembocará en un certamen de categoría regional en donde los ganadores podrán recibir premios económicos. "Puede presentarse cualquier grupo de danza contemporánea o urbana", afirma el bailarín, aunque recalca que habrá una filtración. "Los profesores decidiremos quiénes tienen el nivel para presentarse y actuaremos también de jurado para seleccionar a los ganadores", asegura Guerra, que cree firmemente que este tipo de acciones son "fórmulas para incentivar a las nuevas generaciones a esta forma de vida".

Aunque el festival se desarrollará como experimento este año, para ver cómo lo reciben los vecinos del barrio, Guerra espera que pueda llegar a repetirse en otras ediciones para motivar a los adolescentes del barrio y acercarlos al baile.

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