Sira María Quevedo, conocida como la mujer del 'crimen del bidón', ha sido declarada culpable por asesinato, estafa y apropiación indebida. Tras el veredicto, que fue puesto en conocimiento de las acusadas esta misma mañana, la amiga de la culpable ha sido declarada inocente por falta de pruebas y por tanto la pena recaerá únicamente en la autora material del asesinato.

La fiscal que lleva el caso aseguró este jueves en la cuarta sesión del juicio que se lleva en contra de Sira Maríacuarta sesión del juicio que no le cabe dudas de que la acusada quiso acabar con la vida de su pareja al iniciar el ataque por la espalda con el fin de matarlo.

"Estoy convencida de que fue un asesinato", aseveró la fiscal Cristina Coterón, que en un principio calificó los hechos como homicidio, pero tras escuchar el testimonio de los testigos, peritos, guardias civiles y forenses se "convenció" de que la muerte de Daniel Ceballos fue de forma sorpresiva y no un accidente, como señaló la acusada.

"No creo que el ataque sea de frente, tuvo que agredirlo por la espalda, por eso queda claro que lo hizo con la intención de matarlo", aseguró la fiscal, que además hizo énfasis en una herida de 25 centímetros en la espalda "producida por un arma blanca". "El ataque fue sorpresivo y alevoso, se comprobó por las heridas que tiene en la espalda", afirmó Coterón.

Asimismo, en la reconstrucción de los hechos la procesada indicó que cuando la víctima cayó y se pegó la cabeza contra el suelo perdió sangre y cuando declaró el lunes sostuvo que no fue así, por lo que cayó en contradicciones a juicio de la fiscal. De igual forma, las forenses destacaron que el golpe de la cabeza no generó una hemorragia externa.

Para la Fiscalía la muerte de Daniel Ceballos pudo producirse mientras él estuvo en la habitación principal de la vivienda donde ambos residían en Telde y que el cuerpo se pudo desangrar en la cama, cuyo colchón nunca apareció. También resaltó que existen "unas pintadas" en ese dormitorio como si hubiesen vivido okupas, que pudo ser para borrar la sangre, ya que la víctima recibió varias puñaladas y se desangró hasta morir. Coterón destacó que la cerradura del domicilio no estaba forzada descartando de esta manera que un tercero accediera a la vivienda y se llevase algún mueble o el colchón.