Si los pueblos se asientan sobre los pilares que sostienen la historia de sus hombres, Telde llora el vacío monumental que deja uno de sus hijos, Ronald Ramírez Martel, nacido en 1951 y fallecido en la noche del pasado miércoles tras una larga enfermedad.

Solo la biografía que trazan los inquietos podrían cursar un paralelismo a la trayectoria vital de un Ronald que nace en el seno de una familia cuyo padre, Buenaventura Ramírez Hernández, fue fundador del histórico Bar Buenaventura y dirigente en los años 30 del siglo pasado del Partido Comunista de España, cargo que le costaría su paso por el campo de concentración de Gando, así como por el de la prisión de Fyffes, en Tenerife, donde conoció a intelectuales como Arístides Ferrer o Juanito Rodríguez Doreste, o a irrepetibles artistas, como su desde entonces buen amigo Felo Monzón.

Es en este contexto ideológico y vital en el que Ronald también hace suyas las inquietudes democrática y republicanas de su padre, junto con sus hermanos Arístides y Pola, ingresando desde muy temprano en las Juventudes Comunistas con un activo trabajo por las conquistas de libertad tanto en Telde como en la capital grancanaria desde finales de los años 60 a principios de los 70.

Ronald Ramírez, el teldense que luchó por la libertad y la democracia

En ese lapso de tiempo y tras conocer que se encuentra en búsqueda y captura logra salir en febrero de 1971 clandestinamente de Gran Canaria para llegar a Tenerife, donde toma un barco que lo lleva a Barcelona, y desde allí a la capital francesa.

En París entra en contacto con miembros del PC, y sobrevive trabajando primero de freganchín en el famoso restaurante de superlujo Sherazade, que aún existe y que paradójicamente es propiedad de los llamados rusos blancos, es decir de componentes de fuerzas nacionalistas contrarrevolucionarias rusas y en algunos casos prozaristas, para rematar su estancia en una editorial, hasta que regresa a las islas en las navidades de ese mismo año, 1971.

Esa incursión al continente solo supuso cambiar de aires, que no de ideología ni motivación, dado que se reincorpora a la lucha y al partido colaborando con los hermanos José Luis y Tony Gallardo, hasta que es detenido en 1974 cuando transportaba en su coche a un grupo de aparceros para reunirse en Vecindario con uno de los más prestigiosos abogados laboralistas de la época, el padre del actual alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo.

Es así como Ronald, que llega a pasar varios meses en la prisión de Barranco Seco y de la que sale en régimen de libertad provisional, se convierte en el segundo teldense en ser procesado por el denominado Tribunal de Orden Público, una instancia judicial especial creada en 1963 con el fin de perseguir lo que el franquismo consideraba delitos que buscaban subvertir los principios básicos del Estado o sembrar la zozobra en la conciencia nacional. Y que, entre otro orden de cosas, contemplaba la rebelión y la sedición, los desórdenes públicos o la propaganda ilegal. Se da la circunstancia que el primero de los teldenses en ser sometido al TOP, como también era conocido, fue Juan Rodríguez Betancor en 1970, padre del actual diputado Pablo Rodríguez, quién ayer se hacía eco de la despedida de Ronald calificándola de “una triste pérdida”, añadiendo que “siempre estuvo presente en mi vida a través de la intensa amistad que tuvo con mi padre, camaradas y luchadores por la democracia y la libertad”, y al que ratifica como “una persona excepcional”.

Aquel procesamiento de Ramírez se produce en los estertores del régimen dictatorial, por lo que no llegó a ser enjuiciado gracias a que solo dos años después llega la Transición Democrática.

Otro aspecto del bar, y punto de encuentro, Buenaventura.

En esos primeros años de incipiente apertura sigue trabajando de forma activa en la vida cultural y política desde el mismo partido, participando en la organización de numerosas iniciativas, pero siempre en la sombra, de tal forma que cuando el también entonces miembro del Partido Comunista y compañero en la clandestinidad, Marcelino Galindo, accede a la alcaldía de Telde entre 1987 y 1991, Ronald rechaza cualquier candidatura, puesto de asesor o cargo de confianza, porque, según subraya su amigo de la infancia, el periodista Diego Talavera, “siempre quiso ser un hombre independiente, y lo fue, con una rectitud moral digna de elogio”.

Su vida política se difumina con la consolidación de la democracia por un punto de no retorno, cuando Izquierda Canaria Unida se integra en Coalición Canaria, por el desencanto que le produjo el rumbo que habían tomado los dirigentes del antiguo Partido Comunista de Canarias.

Era el momento de tomarse un colorido descanso. Que es cuando se dedica a la horticultura durante muchos años con la creación de una empresa de exportación de flores a Holanda, hasta que en un intento por mantener viva la memoria y el legado de su padre se pone al frente del histórico Bar Buenaventura, que cierra definitivamente en septiembre de 2016.

Talavera describe a Ronald Ramírez Martel con la retranca propia del que pierde a un hermano de sangre, entre el dolor y la admiración. “Un polemista de mucho cuidado”, ríe recordando trifulcas de palabras, “y de una extraordinaria agudeza mental, un muy buen analista político y con unos golpes que recuerdan a los de Groucho Marx, pero ante todo un buen padre que ha dejado en el mundo a Mario y Ronald, dos hijos maravillosos”.

Al calor de un buen café

La noticia del fallecimiento de Ronald Ramírez Martel ha conmocionado a buena parte de la sociedad teldense, que describen su figura como buen conversador, culto y con un humor socarrón único. El alcalde de la ciudad, Héctor Suárez, ha expresado el sentimiento de su pérdida, “lamentando profundamente” su muerte. “Discreto anfitrión de uno de los espacios donde se tornaban históricas tertulias sociales y políticas de Telde”, escribe el primer edil. En los mismos términos se expresa la exalcaldesa Carmen Hernández: “Telde despide hoy con tristeza a Ronald Ramírez, uno de los protagonistas de la vida social del municipio y que, al calor de un buen café, supo unir en tertulias a personas de diversa ideología”. Y tal es así que el Partido Popular de Telde también se pronunciaba ayer “lamentando profundamente” su fallecimiento y trasladando a toda su familia “nuestro más sentido pésame”. El diputado teldense Pablo Rodríguez lo califica en un sentido tuit como un luchador de la democracia y la libertad y una “persona excepcional”. | J. J. J.