El municipio de Telde perdió el domingo a uno de sus pediatras de referencia, Pedro Camejo Pérez, con una amplia trayectoria profesional en la sanidad pública canaria, donde sus compañeros y usuarios recuerdan su labor en el centro de salud de San Gregorio. Su trato educado, su sonrisa y el cariño que regalaba a quienes atendía en su consulta son ya recuerdos imborrables de su paso.

El especialista era para los niños a los que atendió durante sus años como profesional sanitario la persona que les calmaba, les atendía y siempre con una sonrisa y con cariño transformaba las lágrimas de dolor en una sonrisa abierta de sus pacientes menudos, que veían que sus pesares desaparecían o se rebajaban por el buen hacer de «don Pedro».

Las madres tenían en el pediatra un aliado para que sus hijos pasaran del llanto a la calma, de una dolencia a sus pautas de curación. A él le derivaban los casos de los pequeños con graves problemas de saludy su trato educado, cordial y con una sonrisa para atender a padres e hijos, que durante estos años han visto en Pedro Camejo no solo a un gran profesional, sino a una excelente persona.

Profesional y buena persona

Su trayectoria profesional y humana también ha dejado huella entre sus compañeros en el centro de salud de San Gregorio. Su fallecimiento ha supuesto un duro golpe para quienes lo conocían, bien desde hace años o en esta etapa por ser una persona a la que consideraban buena y muy entrañable.

Un pediatra de vocación, que se evidenciaba en el trato hacia los demás, con un corazón inmenso y gran pasión por su trabajo son algunos de los comentarios que se podía escuchar de sus compañeros y de quienes llevaron a sus hijos a su consulta y le agradecen cómo fueron atendidos, creando con ellos un vínculo que después de años continúa en la memoria.

De hecho, en varias webs sobre profesionales de la medicina, Camejo Pérez era valorado por quienes opinaban de su trabajo con la máxima calificación, cinco estrellas en aspectos como su trato, su acierto en el diagnóstico -un usuario recuerda que fue el único facultativo que acertó en la patología de un hijo y considera que gracias a él este sigue vivo- o su puntualidad. Todos rasgos que no hacen más que acrecentar la opinión generalizada de su profesionalidad, una pasión por su trabajo que destacan quienes lo conocieron, y también su calidad humana.

Los restos mortales de Pedro Camejo Pérez fueron velados hasta ayer martes en el tanatorio San Miguel, en Las Palmas de Gran Canaria. Muchos quisieron darle su último adiós y mostrar su pésame y solidaridad con su familia en unos momentos muy duros para sus seres queridos.