El obispo José Mazuelos anuncia que la iglesia de Jinámar, en Telde, se convierte en Santuario Diocesano

Con esta designación se reconoce la gran tradición de este templo como lugar de peregrinación

Miles de personas acudieron ayer al barrio de Jinámar para disfrutar del día grande de las fiestas de la Caña Dulce

La gastronomía, los cochitos, el mercadillo y la feria de ganado, complementaron el programa festivo que estuvo protagonizado por la homilía y, sobre todo, por la procesión de la imagen de la Inmaculada Concepción por la calle principal, acompañada de chácaras y tambores

Día de la Inmaculada Concepción en Jinámar (Telde)

Esther Medina/Andrés Cruz

La devoción a la virgen de la Inmaculada Concepción en Jinámar, que trasciende más allá de las fronteras del municipio de Telde, ha sido recompensada por el obispo de la Diócesis de Canarias, José Mazuelos, que anunció hoy, al concluir la homilía previa a la procesión de la imagen, que ha decretado que la iglesia de este barrio pase a ser Santuario Diocesano Inmaculada Concepción, igual que ocurrió el pasado año con la iglesia de Santiago de Gáldar. Con esta designación se reconoce la gran tradición de este templo teldense como lugar de peregrinaje. 

El anuncio obispal fue el broche de oro de unas fiestas con las que el barrio recuerda no solo la devoción por esta virgen sino su historia. Uno de los incondicionales a estos fastos es Nicolás Déniz, un vecino de Teror cuya vinculación con la Inmaculada Concepción de Jinámar trasciende más allá de sus creencias. Fue el templo de este barrio donde en 1958 se casó con su mujer, que falleció hace dos años, precisamente un 8 de diciembre. Desde ese día, cada año, visita este templo y durante 25 lo hizo como componente de la Banda Municipal de Música de Telde, relata después de haber medido con la mano el grosor de varias cañas de azúcar entre los 500 kilos de este producto que se comercializaban junto a la plaza. 

Chácaras y tambores

En esta ocasión, la imagen de la Inmaculada Concepción recorrió la calle principal precedida por el sonido de los tambores y las chácaras, y el baile de una representación del grupo Entreamigos, y acompañada por la Corporación municipal y cientos de feligreses. En una de las torres del templo esperaba a la comitiva un vecino que, como ya es tradición, le dedicó una malagueña para, posteriormente, dar paso al espectáculo de fuegos artificiales. 

José Rodríguez, vendiendo caña dulce en las fietas

José Rodríguez, vendiendo caña dulce en las fietas / Andrés Cruz

Sin embargo, el día grande de las fiestas de Jinámar no se centró únicamente en la homilía y en la procesión. Los alrededores del ya santuario diocesano se llenaron de actividades y propuestas para las personas que acudieron a este barrio. Juan y Soraya hacían cola junto a Lara, de siete años, en los cochitos. Era ya la tercera vez que se subía al trenecito y no paraba de dar brincos mientras esperaba y su madre intentaba quitarle del pelo los restos de un algodón de azúcar que se había comido. 

Entre perros y ganado

Mientras, los presa canarios Romeo y sus hijos Carlota y Aquiles, y Cattaleya, robaban protagonismo a los 45 animales que participaron en la feria de ganado, entre vacas, ovejas, cabras y ponis. Sus dueños aprovecharon para reclamar la recuperación del esplendor de las fiestas, que en los últimos años, a su juicio, han decaído tanto en el número de actividades como en el de personas. 

Una niña acaricia a una vaca durante la feria de ganado de las fiestas de Jinámar

Una niña acaricia a una vaca durante la feria de ganado de las fiestas de Jinámar / Andrés Cruz

En el otro extremo, Julia y María, se alegraban de que este año hubiera menos público que la última vez que fueron, antes de la pandemia. «Hemos podido aprovechar hasta para ir al mercadillo», que abrió por las fiestas. 

Las fiestas concluirán mañana con juegos infantiles de 10.00 a 14.00 horas, una merienda a las 17.00 horas, y una adaptación del concurso televisivo Got Talent, de 18.30 a 20.30 horas, todo ello en la plaza.

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