Entrevista | Nilia Bañares Baudet Artesana, Premio Roque Nublo del Folclore 2024

Nilia Bañares Baudet: "El telar canario no tiene mucho futuro, es muy difícil vivir de esto"

La tejedora asegura que el premio Roque Nublo que recibirá el 15 de marzo es todo un "honor" porque siente que la "consideran" en la isla que la ha acogido

Se confiesa una enamorada de los tintes naturales, especialmente los que extrae de la cochinilla y la orchilla que ella misma recolecta

Nilia Bañares, detrás de su telar en su taller de San Francisco.

Nilia Bañares, detrás de su telar en su taller de San Francisco. / Andrés Cruz

De tanto tejer, las manos de Nilia Bañares se han acostumbrado al tacto de la seda y los algodones, pero también están hechas a la tierra, a los insectos y las plantas de los que extrae los tintes naturales con la habilidad de una alquimista. Sus conocimientos, que ha compartido siempre sin recelo, y su trayectoria, han hecho merecedora a esta artesana que vive en Telde del Roque Nublo del Folclore que entrega el Cabildo de Gran Canaria el 15 de marzo.

El premio Roque Nublo al Folclore es un premio a toda una vida, a 40 años dedicada a la artesanía. 

La verdad que sí y me ha sorprendido mucho porque ya me habían dado otros premios, pero aquí en Telde, y porque no me han dicho nada más. 

Nilia Bañares, premio Roque Nublo de este año.

Nilia Bañares, premio Roque Nublo de este año. / Andrés Cruz

¿Y qué se siente cuando recibe un premio de la Isla que le ha acogido?

Soy de Tenerife y me da mucho gusto, es un honor porque eso significa que me consideran. Siempre he tenido bastantes premios y me han llevado de un sitio a otro en viajes. La verdad es que para mí ha sido muy agradable; he tenido una vida muy buena.

Formación internacional

¿Siempre quiso dedicarse a la artesanía? 

Me gustó siempre el telar y me decían que buscara otra cosa, que esto era para un ratito y que estudiara otra cosa, pero esto es lo que me gustaba e hice muchos cursos en Suiza, Alemania, en la Península y otros lugares. En realidad, empecé en serio en Madrid, con una amiga tejedora a la que fui a visitar y me dio las primeras nociones, y cuando volví conseguí un telar canario, que es lo más bonito que hay. 

Además de tejedora, a usted se le conoce por ser una alquimista, por extraer colores de la naturaleza

Los tintes es una cosa que también me apasionó. Eso lo aprendí en Suiza con unos amigos. Hacíamos salidas al campo y luego hacíamos tinte con lo que encontrábamos, así que empecé allí. Luego, aquí encontré a alguien más y empezamos a hacer tintes y ya tengo un montón. 

¿Cuántos colores tiene?

No sabría decirlo, pero unos 20.  

Nilia Bañares en su taller de Telde.

Nilia Bañares en su taller de Telde. / Andrés Cruz

Rojos y morados

¿Hay algún animal o planta que sea su favorita por el color que se extrae?

Diría que la cochinilla y la orchilla. La cochinilla es siempre fantástica, nunca falla. Sabes que lo haces y siempre va a quedar bien. Y, que es siempre tan fantástica; nunca te falla. Pero me gustan todos. Voy probando las plantas que cojo para ver qué colores da, aunque la orchilla y la cochinilla son las dos fuertes. 

¿Qué colores da? 

La cochinilla da el rojo, un rojo bermellón, casi, y la orchilla, un morado, el morado del vino. 

En su casa ha dado varios talleres de elaboración de tintes naturales. ¿Sigue?

Ya no tantos. Ahora nos reunimos una amiga alemana, Uli Güse, que es una tejedora que trabaja muy bien y hace cosas verdaderamente ambiciosas, y los hacemos juntas en la cocina de mi taller, que es más grande que la suya. 

Salidas al campo

¿Recolecta usted los productos que usa para teñir? 

Sí. Voy al campo, cojo las plantas, las limpio, las guiso, hago el caldo, pongo el hilo y el mordiente. Hace unos días, por ejemplo, estuvimos cuatro amigas en el convento de las monjas de Teror y estuvimos buscando setas en Osorio, pero no encontramos ninguna porque no ha llovido. Eso sí, nos trajimos otras plantas y líquenes. 

¿Qué es lo que más llama la atención a quienes vienen a su casa a aprender a hacer tintes naturales?

Que podamos sacar las tintas de las cochinillas, por ejemplo, o de hongos. Les sorprende que eso pueda quedar sobre el hilo, que aguante el color. Dicen que hay que levarlo para estar seguro, pero aguantan. Los libros te ayudan mucho, te dicen qué plantas fijan y cuáles no, o ponle este mordiente o este otro. No se aprende del aire, sino de los libros y de la experiencia.

¿Qué son los mordientes? 

Son los fijadores del color.

 Como la sal

 Sí, como la sal. La palabra mordiente viene del verbo latino morder; muerde para fijar la tinta. Cada producto lleva el suyo. Para la cáscara de cebolla, que da unos amarillos preciosos, se usa alumbre o crémor, por ejemplo.

Nilia Bañares recuerda sus años de trabajo junto al telar y en la cocina preparando tintes naturales

Nilia Bañares recuerda sus años de trabajo junto al telar y en la cocina preparando tintes naturales / Andrés Cruz

Trabajo minucioso

Hacer un tejido conlleva mucho tiempo. ¿Cuánto puede tardarse en hacer una bufanda, por ejemplo?

Es algo relativo. Hay algunas con las que vas mucho más rápido y otras que cuesta más hacerlas. Depende del hilo y del telar. Yo uso uno fijo, pero el de lanzadora volante es muy rápido y en un rato se hace. Yo hago cosas pequeñas, aunque a veces hago otras mayores, como una chaqueta teñida con cáscara de cebolla que ha ganado varios premios.  

Además, usted ha intentado hasta extraer el propio hilo criando gusanos de seda. 

Sí, pero es algo muy difícil y complicado. Unos amigos teníamos unos cuantos capullos, pero era un trabajo inmenso y hay que ser especialista en cómo cuidarlos, alimentarlos, la temperatura que deben tener y otros aspectos. En el colegio nos enseñaron cómo sacar los huevos para coger el hilo, pero nunca hice cantidad, sino para hacer muestritas de tejido.

¿Qué hilo usa habitualmente?

Algodones y sedas. También uso a veces de fantasía, pero la base son siempre algodones, que son hilos que aguantan bien. 

Nilia Bañares, premio Roque Nublo en el ámbito del folclore 2024

Nilia Bañares, premio Roque Nublo en el ámbito del folclore 2024 / Andrés Cruz

Futuro del telar

Usted ha cedido uno de sus telares al Museo Etnográfico de la ciudad. ¿Qué le parece ese espacio?

En mi taller llegué a tener hasta tres telares y cedí el grande al museo. Me gusta, me parece que quedo bastante bien. Montamos allí una trapera porque era lo más fácil para ver y la dejamos inacabada para que la gente viera cómo es el final. Creo que el museo está un poco abandonado y que debería estar más atendido, pero al menos hay toda una colección de cosas muy importantes. 

¿Cuál es el futuro del telar canario?

Creo que no tiene mucho.

¿No?

Es una artesanía que gusta, pero es muy difícil vivir de esto; se puede hacer junto a otras cosas, eso sí. Son muchas horas de trabajo y la gente piensa que es caro; no quiere pagarlo. Hay talleres automáticos, pero si quieres los tradicionales, estos son los que había en el campo, aunque sean más lentos.  

¿Su hija nunca se interesó?

A mi hija le gustan estas cosas, pero no especialmente. A ella (Helena Rohner) le ha dado por la joyería, que también es un trabajo artesano.

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