Astrónomos del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian han descubierto una gigantesca cavidad en la Vía Láctea, mientras analizaban el polvo interestelar. El fenómeno en forma de esfera, observado entre las constelaciones de Perseo y Tauro, puede explicar cómo las supernovas conducen a la formación de estrellas.

De acuerdo a una nota de prensa, la misteriosa cavidad está rodeada por extensas nubes moleculares, que son las estructuras galácticas conocidas de mayor tamaño: presentan masas de hasta 1 millón de veces la del Sol.

La Vía Láctea está poblada de enormes nubes moleculares, conformadas por gas y polvo interestelar, aproximadamente en un 99 y 1%, respectivamente. Las mismas adoptan estructuras muy complejas, localizándose habitualmente en los brazos en espiral de la galaxia.

Las nubes moleculares y la formación de estrellas

Estas regiones de la Vía Láctea son especialmente importantes para la formación de estrellas: según distintas teorías, el nacimiento de las estrellas ocurre cuando regiones de una nube molecular sufren una inestabilidad gravitacional que las contrae.

A partir de ese momento, y debido a que las nubes moleculares son extremadamente extensas y masivas, se fragmentan hasta formar un elevado número de protoestrellas. Se trata de estrellas en plena formación, que al igual que ocurre con los planetas terminarán convirtiéndose en estrellas «maduras» luego de diferentes procesos.

Sin embargo, el «mecanismo» de formación estelar no es tan sencillo: intervienen otros fenómenos que impiden hasta el momento un consenso total en la comunidad científica en cuanto a sus características.

Las supernovas y los «viveros» estelares

Según el nuevo estudio, publicado recientemente The Astrophysical Journal Letters, las nubes moleculares de Perseo y Tauro no son estructuras independientes en el espacio. Por el contrario, se formaron juntas a partir de la misma «onda de choque» producida por una colosal supernova, hace alrededor de 10 millones de años.

Para los científicos, esto demuestra que cuando una estrella muere, su supernova genera una cadena de eventos que culmina en el nacimiento de nuevas estrellas. Aunque se sabía que las enormes explosiones estelares conocidas como supernovas cumplen un papel importante en la formación de nuevas estrellas, este descubrimiento afianza ese conocimiento y le otorga mayor importancia dentro del proceso de creación de «viveros» estelares.

Los expertos creen que cientos de estrellas se están formando o ya existen en la superficie de la burbuja gigante, descubierta en base a nuevos datos aportados por Gaia, un observatorio espacial lanzado por la Agencia Espacial Europea (ESA).

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Mapas 3D: precisión e interactividad

Un gran adelanto es haber obtenido un completo mapa 3D de las regiones estudiadas. Los científicos explicaron que aunque las nubes moleculares fueron observadas durante décadas, hasta el momento no era posible precisar su verdadera forma, profundidad o grosor. Tampoco se conocía con exactitud su distancia, pero la nueva tecnología permite revelar todas estas características con solo un 1 por ciento de incertidumbre.

Al mismo tiempo, la nueva investigación ofrece visualizaciones astronómicas en realidad aumentada, disponibles en el artículo científico. Los especialistas y el público en general pueden interactuar con la visualización de la cavidad descubierta y las nubes moleculares circundantes: solamente escaneando un código QR con su teléfono inteligente, acceden a visualizaciones en 3D que nos acercan a una comprensión más real de estos fenómenos cósmicos.

Referencia

The Per-Tau Shell: A Giant Star-forming Spherical Shell Revealed by 3D Dust Observations. Shmuel Bialy, Catherine Zucker, Alyssa Goodman, Michael M. Foley, João Alves, Vadim A. Semenov, Robert Benjamin, Reimar Leike and Torsten Enßlin. The Astrophysical Journal Letters (2021).DOI:https://doi.org/10.3847/2041-8213/ac1f95

Acceso a Galería de imágenes interactivas en 3D, Universidad de Harvard.

Video: Center for Astrophysics | Harvard & Smithsonian en YouTube.

Foto: un enorme «boquete» se extiende por casi 500 años luz, entre las constelaciones de Perseo y Tauro: podría modificar algunas cuestiones relacionadas con el conocimiento actual en torno al proceso de formación de estrellas. Créditos: Alyssa Goodman/Center for Astrophysics | Harvard & Smithsonian.