'Yo me voy al Manzanares, al estadio Vicente Calderón, donde acuden a millares, los que gustan del fútbol de emoción'. Ese recorrido que durante medio siglo ha hecho la afición del Atlético, promulgado en su santo himno, no es desconocido para la UD Las Palmas. Porque ahí, en el césped del Calderón, el representativo del fútbol grancanario escribió algunas de sus tardes más notables en la élite del fútbol nacional. Un viejo amigo del que se despedirá el próximo sábado (15.15 horas, BeIN Sports) de manera irremediable. Porque el Calderón pasará a ser un recuerdo desde la próxima temporada; el Wanda Metropolitano, la nueva casa del Atleti, ya le espera.

Con el adiós del Calderón también se irá una parte de la UD. En la ribera del Manzanares, el equipo insular ha jugado 25 partidos en el recinto madrileño -frente al primer equipo, ya que también se topó con el filial- con un bagaje de 18 derrotas, cinco empates y solo dos victorias.

Hace 47 años que la UD no sabe lo que se siente al ganar en el Calderón. En septiembre de 1969, los amarillos golpearon por última vez al Atleti. "Fue un partido bastante importante para mí. Metí el 0-2 casi al final del partido. Guedes, con su elegante zurda, le dio un pase a Gilberto fantástico. Él se fue en velocidad por banda, centró atrás y yo, que venía corriendo desde el centro del campo, puse la pierna y marqué", rememora Felipe Ojeda, más conocido sobre el césped como Trona.

El espigado exfutbolista recuerda aquel Calderón embarrado, con Oregui ocupando las páginas de la sección de deportes del ABC al día siguiente. "Tuvimos la suerte de ganar allí y de jugar. Era un estadio incómodo, donde la gente apretaba mucho. Eso lo mantendrán allá donde vayan", apunta.

Si Trona metió el segundo gol de aquel partido, que acabó 1-2, el primero llevó la firma de José Manuel León. "A Germán lo expulsaron a la media hora por sacar el brazo. Lo habían cosido a patadas. Pero antes hizo una buena jugada, golpeó a portería y yo, que venía por la derecha, crucé el tiro", recuerda el fino exdelantero amarillo, que estuvo también en el último partido de la UD en el Metropolitano, en marzo de 1966.

"Hicimos partidos espléndidos y otros no tan buenos. Tanto de jugador como de entrenador, donde también sacamos algunos resultados positivos", sentencia León, al que no se le olvida ni el "frío", ni la "humedad" del Vicente Calderón.

Roque Díaz, exdefensa de los amarillos, también tiene más de una batalla en el Manzanares. "Leivinha, Pereira, 'Ratón' Ayala, Gárate, Panadero Díaz, que daba más patadas que yo... Tenían auténticos equipazos, con jugadores mundialistas, siempre con garra. Salían enchufados siempre a pesar de que el estadio está al lado del río y hace frío de verdad", señala Díaz.

Enfrenarse ante jugadores de esa talla y plantarles cara es uno de los mejores recuerdos que se llevará por siempre el excapitán amarillo del Calderón, siempre con ese "viento" azotando el verde.

Ni en la década de los 70 ni en la siguiente de los 80 la UD consiguió volver a sumar una victoria en el Calderón, aunque sí que sacó resultados que sonaron a campanada. "El gol que metí fue una de las alegrías de mi carrera en la UD. Era el último minuto, ellos tiraron un fuera de juego a un pase en largo y no les salió. Me planté delante de Elduayen y se la colé por encima de vaselina", concreta Pancho Almeida, que colocó el 1-1 en el empate de la temporada 86-87, el último punto que ha sacado Las Palmas en el Vicente Calderón.

"Veníamos de empatar con el Madrid en el Santiago Bernabéu y en la siguiente salida volvimos a sacar otro punto", explica el firguense.

Delante de Setién

Frente a la UD , dirigida por Ferenc Kovacs, rascó un empate ante un cuadro colchonero con Julio Salinas, Arteche, Landaburu o Quique Setién, actual entrenador de la UD. "Recuerdo que en el Racing y el Logronés, en esos equipos donde apenas había césped y sí barro, él era el que ponía orden, el que tenía esa clase", desmenuza Julio Durán, exfutbolista de la UD y actual ojeador del Atlético de Madrid en la provincia de Santa Cruz de Tenerife.

Durán pasó dos cursos en el Vicente Calderón con la rojiblanca puesta. Del recinto del Manzanares le quedan recuerdos "buenos", tanto con el Atleti como con la UD. "Poder compartir vestuario con Pereira, Hugo Sánchez, Julio Alberto o Miguel Ángel Ruíz, que es mi amigo personal a día de hoy, es algo que no se olvida", afirma. Eso y la 'máquina del amor', un artilugio bajo la tribuna del estadio que servía para preparar fisicamente a los futbolistas. Todo con un aroma especial ese que solo queda y que se va con campos como el Calderón.