Cuando Rubén Castro dejó su primera exhibición en el fútbol español, un 3 de noviembre de 2001, había seres no nacidos -los nasciturus en derecho- que ya son hoy hombres y mujeres, humanos mayores de edad. Aquel día, frente al Real Madrid, con una victoria por 4-2 en el Estadio Insular, el delantero isletero dejó dos goles que vaticinaban de qué iba a ir su carrera deportiva: marcar, marcar y volver a marcar.
Ahora, casi 20 años después de aquel día, Rubén Castro demuestra que hay cosas con las que se nace, aspectos innatos que van pegados a la persona. En su caso, nació con un don, el del gol, que sigue vivo dos décadas más tarde de aquella noche mágica en el Estadio Insular. La demostración de que ese ofalto, lejos de perderse se perfecciona y se adapta a las circunstancias, empezando por él mismo. Solo de esa manera es posible sobrevivir en el fútbol profesional con 39 años -cumplidos y celebrados, como no, con gol hace un par de semanas contra el Elche-.
Si hay algo que ratifica lo anterior son sus números desde que regresó el fútbol tras el parón por el coronavirus. El sábado, contra el CD Mirandés, Rubén Castro consiguió su sexto gol en los últimos ocho partidos -se han jugado nueve desde el regreso del balón al césped-. Un dato que eleva sus cifras hasta los 11 tantos esta temporada en 22 duelos, marcada por una lesión que le hizo estar fuera durante 18 partidos de LaLiga SmartBank. Un problema muscular que lastró su rendimiento desde el inicio de la temporada.
El 30% de los puntos
Sin embargo, Rubén Castro ha llegado en plenitud al tramo final de la competición. Esos seis goles han significado puntos para la UD, no solo han quedado para adornar. Marcó en las victorias por la mínima ante el Almería (0-1), CD Lugo (1-0) y Mirandés (1-0), puso el primero en la goleada a la Ponferradina (3-0) y el del empate contra el Elche (1-1). Solo el gol en el Carlos Tartiere fue inútil en cuanto a puntos (2-1).
Pero es que antes, sus goles contra el Málaga (1-1), Racing (2-2) y Numancia (1-1) ya habían rescatado puntos para la UD. En total, sus 11 goles se han trasladado en 16 puntos directos para la UD Las Palmas. O lo que es lo mismo, el 30,2% de los puntos de la UD Las Palmas esta temporada (suma 53) llevan su firma. Un asunto mayor cuando sus números se exponen con tanta autoridad en el trascender de esta UD Las Palmas.
Rubén Castro tiene en la UD Las Palmas al entrenador que mejor le ha entendido, al técnico que mejor ha sabido explotar sus cualidades en el área: Pepe Mel. Desde que salió de la UD Las Palmas en 2004, en un traspaso en pack junto a Momo al Deportivo de La Coruña, el delantero vivió un carrusel de cesiones que parecía no parar: Albacete Balompié, Racing de Santander, Gimnástic de Tarragona, Huesca y Rayo Vallecano. En Huesca coincidió en el vestuario con el que hoy es director deportivo de la UD Las Palmas, Luis Helguera. Allí firmó 13 goles, su mejor cifra desde que había salido de Gran Canaria, donde alcanzó el trofeo de Pichichi de la categoría con 22 dianas.
Un buen año que le valió para firmar con el Rayo Vallecano en Segunda División para encontrarse con Pepe Mel, que cambió en parte el devenir de su carrera. En total, 14 goles en una temporada que acabó con Felipe Miñambres como entrenador en el banquillo local de la calle payaso Fofó. Al año siguiente, Rubén Castro fue una de las peticiones para devolver al Real Betis a Primera División. Y el delantero de La Isleta, ya con 29 años, explotó. Su respuesta a la confianza de Mel: 27 tantos para catapultar al Betis a la élite.
En Heliópolis, Rubén Castro se convirtió en leyenda. En total, 148 tantos en todas las competiciones con el equipo verdiblanco. Por el camino, otro trofeo Pichichi en Segunda División (30 goles, 31 en la temporada), dos ascensos a Primera División y una participación en la Europa League. Pero por encima de todo, el calificativo de leyenda del club con el consenso del Benito Villamarín.
En 2018, la UD firmó a Rubén Castro por dos temporadas, con opción a una tercera. El pasado verano, la UD revisó su contrato para adecuarlo a la rebaja a la que sometió a toda la plantilla tras quedarse sin ascenso y le otorgó ese año adicional. Ahora, como el resto, su contrato volverá a ser revisado. Y ahí la UD espera convencer a Rubén para que siga ofreciendo su don a Las Palmas.
