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Una cuestión personal

El último paso de Vitolo por la UD, entre agosto y diciembre de 2017, fue un fiasco, sobre todo por sus lesiones | De los nueve partidos en los que participó, Las Palmas perdió siete

Víctor Machín ‘Vitolo’ se retira del campo lesionado junto al fisioterapeuta Juan Naranjo en noviembre de 2017, cuando jugó su último partido como amarillo. | | QUIQUE CURBELO

Cuando Vitolo se lesionó en noviembre de 2017 en un partido de Copa del Rey frente al Deportivo de La Coruña en el Gran Canaria supo que acabaría su cesión sin volver a jugar. Era el tercer percance que sufría en pocos meses y salió del campo entre lágrimas, pero con la convicción de que no sería la última vez que actuaría como amarillo. Había aportado demasiado poco. Su regreso este verano es una cuestión personal.

La última vez que Víctor Machín Vitolo vistió la camiseta de la UD Las Palmas como jugador el drama se apoderó de la escena. Fue el 29 de noviembre de 2017. Ese miércoles, el equipo amarillo, entonces dirigido por Pako Ayestarán, el segundo técnico del curso, perdió frente al Deportivo de La Coruña en el Gran Canaria (2-3), aunque logró el paso de ronda en la Copa del Rey porque había ganado por una diferencia mayor en Riazor (1-4). Pese a ello, Miguel Ángel Ramírez destituyó al vasco horas después de terminado el encuentro: era sólo un despropósito más, porque antes, durante el choque, el extremo se rompió y ya no jugó más hasta que se fue.

Una rotura muscular puso fin a su segunda etapa como amarillo, que concluyó en el mercado de invierno de esa temporada 2017-18, la de la autodestrucción de la UD de principio a fin que acabó con el equipo en Segunda División, donde continúa cuatro años después.

Había llegado meses antes cedido por el Atlético de Madrid en una operación rocambolesca que comenzó con el pago de la cláusula de rescisión por parte del club rojiblanco al Sevilla FC, y continuó con el préstamo inmediato a Las Palmas porque su nuevo dueño tenía una sanción que le impedía inscribir jugadores hasta la ventana invernal. Sin embargo, lo que en principio iba a ser un fichaje estrella, pues el grancanario venía de ganar tres Europa Leagues seguidas con la entidad hispalense, se convirtió en un fiasco.

Infortunios

Sobre todo porque las lesiones impidieron a Vitolo rendir como todos esperaban: antes de la última, un problema de rodilla y otra lesión muscular habían cortado su puesta a punto casi desde el principio. Tampoco ayudó la pretemporada de la UD, en la que todo fue un desastre, desde la elección del entrenador, Manolo Márquez –venía de subir al filial a Segunda B–, porque la opción de Roberto de Zerbi –hoy en el Shakhtar Donetsk– se cayó a última hora, hasta la fuga de Prince Boateng en la semana del inicio de la Liga.

La preparación con el técnico catalán, ayudado por Juan Carlos Valerón, que acababa de retirarse, fue esperpéntica. Pese a todo, la UD compitió bien en la pretemporada, en los amistosos, pero cuando llegó la hora de la verdad se le vieron las costuras. También a Vitolo, que nunca alcanzó su mejor estado de forma aunque completó el partido inaugural en Valencia.

El extremo sufrió una rotura muscular ante el ‘Dépor’ en Copa, el día que el club destituyó a Pako Ayestarán

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Después, en la segunda jornada, no pudo jugar ante el Atlético por contrato, como tampoco en la tercera por unas molestias en la rodilla. Luego, tras jugar ante el Athletic Club y el Sevilla en el Pizjuán, donde le insultaron y pitaron sin compasión, se produjo el primer percance muscular, ese que le dejó otros dos encuentros fuera.

Hasta que por fin encadenó seis partidos seguidos, incluido el del Bernabéu, donde completó su mejor encuentro, y dejó alguna muestra de su calidad, sin embargo, la cita copera ante el Dépor le supuso el varapalo definitivo. Por culpa de aquella rotura no pudo jugar los últimos cuatro choques del año a las órdenes de Francisco Ortiz Paquito y se marchó sin dejar rastro.

Cuenta pendiente

Lo único que quedó fueron sus lágrimas en el momento de producirse la lesión y cabreo por no haber ayudado como debía a la UD el tiempo que podía, más aún cuando la cosa no iba bien. Se registro final en aquel primer regreso al club que le vio nacer como futbolista fue desolador: una victoria, un empate y siete derrotas en nueve partidos ligueros.

Por eso la nueva vuelta a la UD Las Palmas se lo toma como algo personal, en este caso, no para la permanencia, sino para el ascenso a Primera junto a su socio y amigo Jonathan Viera, banderas del proyecto 2022-23.

Vitolo ya estuvo a punto de vestir de amarillo en enero, sin embargo, el acuerdo que de cesión que tenía cerrado no pudo ejecutarse porque no había fichas libres. El mismo acuerdo vale para el curso que viene, sólo que esta vez el Atlético deberá pagar casi toda su ficha, de alrededor de 6 millones. Lo que suele prevalecer en estos casos es el deseo del jugador, que tiene una cuenta pendiente en la Isla.

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