El Instituto de Biología Celular y Molecular (IBMC) de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche trabaja en el desarrollo de fármacos que, dirigidos a tratar algunas patologías, como la artrosis, no alteren la sensibilidad térmica de la piel.

El estudio, que cuenta con el apoyo de un consorcio europeo de investigación, tiene como fin conocer la estructura de los sensores de temperatura de la piel y el desarrollo de medicamentos que no alteren sus funciones ante diversas patologías.

En declaraciones a EFE, el director del IBCM, Antonio Ferrer, ha explicado que la sensación de frío o calor es algo perceptible y para ello "necesitamos en la piel de sensores térmicos que detecten cambios de temperatura e indiquen al cerebro cuándo debemos abrigarnos o quitarnos ropa".

No sólo eso, además "nos avisan cuando estos cambios pueden ser peligrosos para la integridad del cuerpo y la vida, especialmente cuando se pasa de una sensación de frío o calor a dolor".

El estudio de la estructura y doble función de los sensores térmicos de la piel -percepción y aviso- es el objetivo de este proyecto de termosensación.

Según Ferrer, en algunas patologías la función de estos sensores térmicos se ve alterada y se traduce en "sensación de dolor", como en la artritis, donde aumenta la sensibilidad en la piel.

"Cuando nos duchamos tras una quemadura soportamos menos una temperatura de 35 grados, habitual en una situación normal. El cuerpo te dice que te vas a quemar pero en realidad no y es que el receptor funcional ha sido alterado por la quemadura", ha afirmado el director del IBCM.

Por ello desde el consorcio europeo que integra este proyecto se pretende conocer la estructura y funcionamiento de estos receptores de temperatura de la piel y a partir de ahí conocer las patologías en las que estos receptores están implicados y desarrollar fármacos que controlen las patologías asociadas sin alterar su función de percepción y aviso.

"Se trata de conseguir la información suficiente para controlarlos de forma selectiva y específica", ha agregado.

Según Ferer, si se eliminaran estas funciones, se pondría en "peligro el sistema de seguridad del cuerpo humano, exponiéndolo a peligros. Por ello, buscamos eliminar los receptores que funcionan mal y dejar los que lo están haciendo bien".

"De esta manera, si una persona padece de artritis en una rodilla, el objetivo es que el medicamento trate esa zona en concreto y no afecte a la sensibilidad", ha apuntado.