El virus llegó a la ciudad italiana de San Fiorano para romper demasiadas vidas además de los esquemas de la familia de Luigi Verani, conocido como Gino. Con 88 años sufría demencia y durante los largos meses de confinamiento su nieto recogió con verdadera admiración instantes para el recuerdo. Momentos como cuando Gino partía las galletas en un ejercicio para no olvidar. O cuando trataba de recordar a sus amigos fallecidos durante la pandemia cuyas fotos iba colocando en una cartulina. Durante esos meses en los que los temores eran tan letales y escurridizos como el virus, cuatro generaciones de los Verani vivieron juntos. Y cuando la curva dio una tregua, Marzio Tonoilo registró esos primeros paseos de su abuelo junto a su compañera de toda una vida. Al retomar esas rutinas Gino se cayó y, aunque le dieron todos los cuidados, tuvo que dejar esa casa en la que había vivido toda la vida. En la residencia estuvo solo una semana. Falleció de causas naturales el pasado septiembre. Ahora su nieto, profesor en una escuela de la localidad, nos permite asomarnos a la memoria de un hombre que aquí nadie olvida. Y descubrimos a ese abuelo lúcido, que le cantaba a su bisnieta. Un pellizco para el alma.