Bajo el cielo de colores del Festival Internacional de Cometas de Corralejo la arena de las Grandes Playas se convierte estos días en una Torre de Babel de idiomas y culturas. Expediciones de cometistas llegados de todas partes del mundo se mezclan entre sí ofreciendo a los curiosos que se acercan a disfrutar de las cometas de cerca un atractivo más.

Alemanes, italianos y británicos son los más numerosos. Mike y Sheila Stevens, de Wiltshire, se cuentan entre los más veteranos, "llevamos viniendo 14 años," sonríen, "yo he volado cometas desde que era un niño," cuenta él, "pero todo comenzó cuando mi mujer me regaló una cometa por mi 40 cumpleaños." "Y creo que creé un monstruo", bromea ella. "este año hemos traído tres cerditos que han sido nuestro proyecto de invierno."

De hecho, casi todos ellos dedican meses a la elaboración de estas obras de arte voladoras, otro británico, Mike Pratt, señala orgulloso la que, con cerca de 15 metros, podría ser la mayor cometa de la jornada, un enorme perro de color marrón. "Se han necesitado cuatro meses enteros para elaborarla," asegura.