Las obras de la residencia de mayores de Teror vuelven a avanzar a ritmo de crucero, con la mirada puesta en que puedan estar acabadas a comienzos del verano, tras un parón de seis meses el año pasado para modificarse el proyecto original y adaptarse a un nuevo modelo sociosanitario aprendido tras el encierro por la pandemia. El centro ganará 1.000 metros cuadrados de superficie al habilitarse la azotea como solárium para acoger actividades, delimita áreas sectorizadas para aunar a familiares y grupos concretos de pacientes, y amplía los espacios de esparcimiento en el interior. La inversión se eleva hasta los 3,4 millones tras los modificados, y ofertará 30 plazas de estancia diurna y otras 36 de noche.