En un atardecer en el Parador de Cruz de Tejeda se puede apreciar estos días como el otoño no solo cambia el color de las hojas de los árboles, también cambia el color del cielo y de las nubes que giran en todas direcciones empujadas por un intenso viento.

Los doce grados de la temperatura ambiente no es impedimento para que un grupo de turistas disfruten desde la piscina climatizada del Parador de Cruz de Tejeda, mientras inmortalizan con sus móviles el mágico ocaso desde la cumbre de Gran Canaria.