Tan sólo bastaría un resbalón y Chiku Banvasi, de cuatro años sería devorado por las aguas. El pequeño llegó hasta ahí cuando estaba bañándose con su tío. La crecida del río Narmada le pilló de improviso. Los vecinos trataron de sacarle alcanzandóle una rama pero sin éxito. Cayeron ellos y también el niño que quedó a merced de las aguas para el horror de su familia que observó la escena angustiada. Todos corren detrás de Chiku que va desapareciendo entre remolinos, se lanzan al agua y de repente lo consiguen.