El incendio, conocido como el ‘Fuego de Lila’, en el sur de California, deja en su última jornada un barrio prácticamente en ruinas, afectando a 1.659 hectáreas. Cuando los residentes regresaron a lo que quedaba de sus viviendas, el panorama era desolador. Las cenizas cubrían el suelo de sus hogares y las estructuras apenas habían aguantado.