Las familias de las víctimas y los ciudadanos indonesios se reunieron el domingo frente al estadio Kanjuruhan en Malang para homenajear a los fallecidos. El número de muertos por la tragedia asciende a 125, a los que se suman cientos de heridos durante los disturbios. La avalancha comenzó cuando los aficionados del equipo local, el Arema Malang FC, irrumpieron en el campo, al ver que su equipo perdía ante el Persebaya Surabaya, en uno de los partidos de su liga. Las protestas del equipo local se convirtieron en una gran pelea contra la seguridad del estadio, y la avalancha acabó con la vida de los 125 fallecidos, en su mayoría por asfixia o golpeados por la multitud.