Los 31 aliados de la OTAN están citados hoy y mañana en Vilna y está previsto que el presidente Zelenski participe presencialmente. Entre los objetivos está dar apoyo a Ucrania frente a Rusia y la adhesión de Suecia a la Alianza Atlántica. Del incombustible presidente turco Erdogan y solo de él depende que Suecia entre en la OTAN. Su veto, un pulso en toda regla, dura ya más de un año. Reunido con el secretario general de la Alianza y con el primer ministro sueco, Erdogan se ha mostrado receptivo. Pero ha subido la apuesta. Ya no es cuestión de la política sueca hacia los kurdos: ahora quiere que la Unión Europea se comprometa a abrir negociaciones de adhesión con Turquía. Un muro con el que Ankara se ha estrellado desde hace décadas. Ucrania será el otro gran asunto de la cumbre. Hay división en torno a las bombas de racimo que Estados Unidos quiere entregar a Kiev. Pero que en Europa se consideran un arma demasiado peligrosa para la población civil. Biden lo ha discutido con el primer ministro británico en Londres, donde también se ha visto con el rey Carlos. Hay divisiones igualmente en torno al ingreso de Ucrania en la OTAN. No sería nunca antes del final de la guerra. Pero Estados Unidos quiere ir con calma. Y la Unión Europea y Zelenski pisar el acelerador.