Pedro, uno de los participantes en la muerte de Timple, ha querido dar su versión a través de un vídeo y de una carta, que recoge Leales.org, en los que afirma que "nunca" quisieron que el perro "sufriera ni muriera", aunque reconoce que actuaron "muy mal". "No queríamos este trágico final", apunta. En su escrito, Pedro tacha la muerte de Timple de "accidental", a pesar de que el animal murió por asfixia, después de que le cerraran el hocico con cinta aislante y se lo sujetaran con una brida y ataran al perro por una cuerda al cuello y a su vez a las extremidades delanteras y traseras. Además, justifica su acción en que el perro les había "mordido". En su carta, Pedro afirma que Miriam, la otra persona implicada en los hechos, llevaba "más de tres años alimentando y dando hogar al animal y llamando al servicio de animales". "Prácticamente él dormía casi siempre en su finca", asegura. Su relato de los hechos

Sobre el día de los hechos, cuenta que la mujer le llamó a su domicilio "para que por favor fuera a ayudarla a coger el perro mientras la perrera llegaba". Tras ello, Pedro afima que se presentó en la finca para intentar cogerlo. "Le amarramos y ponemos un bozal. Él se intenta escapar, se quita el bozal y me muerde. Todo esto se alargó en un par de horas e intentamos calmarlo siempre", expone el hombre, que afirma que Miriam llamó a la perrera "cerca de las 10:00" de la mañana y también avisó a un vecino para que los llamara, pero "se presentaron pasadas las 13:30 horas". Al respecto, Pedro insiste en que el vecino llamó "varias veces a la perrera" para que fueran "con urgencia" y apunta que ahí vino su "fatal error". "Como había mordido y no teníamos con qué sujetarlo, pusimos la cinta en el hocico", señala el hombre, que sostiene que iba a ser "temporal", porque creían que llegarían "con brevedad" desde la perrera. Ademas, añade que entonces "el perro respiraba bien porque tenía las fosas nasales descubiertas". Posteriormente, afirma que él se fue "a Urgencias" y que la mujer se quedó "con el perro, que estaba tranquilo". Fue entonces cuando, según explica, "ella hace el vídeo para enviárselo al servicio de la perrera y a un concejal para que la ayuden con urgencia, porque el perro comenzó a sufrir". "Otra vez su gran error de no soltarle el hocico. Ella no le soltó porque estaba sola y temía que le atacara, pero tendría que haberlo soltado de todas formas", asegura Pedro, que insiste en que "todo fue un desastre y nunca fue la intención dañarlo".