Son el cuerpo de la moda. Eso que los diseñadores maquinaban en papel y a lo que ellas daban vida. Las primeras modelos no dieron nunca la cara; demasiado deshonroso trabajar con el cuerpo. La exposición que se puede ver en París, en la ciudad de la moda y el diseño, nos habla de estas mujeres que no fueron reconocidas hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Fue entonces cuando en París adoptaron el gusto americano: modelo alta, delgada, sin cadera y tobillo fino.