Repique de campanas en la ermita de El Rocío, en Huelva. A las 3 y 25 el Simpecado hace su entrada. Un cordón humano delimita el pasillo por el que llegará hasta el altar. Organización inimaginable hasta hace dos años, cuando se rompió parte del palio. Y calma contenida hasta este momento. Los saltos se sustituyen por una entrada atropellada hasta la imagen. Decenas de almonteños luchan por llevar a su virgen, mientras otros contienen las ganas.