Miguel M., de 27 años y vecino de Sestao, volvía con sus amigos al camping de Noja después de pasar la noche en las fiestas patronales. Uno quiso llevarse una silla de tijera que encontró en el camino y un barrendero les llamó la atención diciendo que la silla era del Ayuntamiento. Pero los jóvenes continuaron con la broma y el barrendero reaccionó.