El temor de que los auriculares Bluetooth sean dañinos para nuestra salud y puedan causar enfermedades ha sido un mito persistente desde hace tiempo. Sin embargo, es importante entender la realidad detrás de esto y desmitificar algunos aspectos relacionados con el Bluetooth.

En primer lugar, es cierto que vivimos rodeados de radiación electromagnética en nuestra vida cotidiana, también conocida como electrosmog. El Bluetooth, al ser una forma de conexión inalámbrica, también contribuye a este electrosmog. Sin embargo, la radiación emitida por los dispositivos Bluetooth convencionales es extremadamente baja, incluso menor que la radiación emitida por un teléfono inteligente o un enrutador wifi.

Para evaluar la intensidad de la radiación emitida, se utiliza una unidad de medida llamada Tasa de Absorción Específica (SAR, por sus siglas en inglés). El SAR indica cuánta radiación es absorbida por el cuerpo humano. Existen regulaciones y límites establecidos por la Oficina Federal de Protección Radiológica, que establecen que valores de hasta 0.08 vatios por kilogramo de peso corporal total, o hasta 2 vatios por kilogramo en partes específicas del cuerpo, son considerados inofensivos. Estos límites se aplican, por ejemplo, a la cabeza.