Complicado es entender el comunicado que Intersindical Canaria ha remitido a este periódico, molesta por las informaciones aparecidas en los últimos días relacionadas con las reuniones que algunos de sus miembros han mantenido con una organización denominada Askapena y que, por si todavía no se han dado cuenta, pertenece al entorno de ETA. Por mucho hincapié que hagan en defender que es una organización legal (nadie ha dicho lo contrario), Askapena es del entorno de ETA y miembro del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV), cuyas organizaciones de vanguardia son ETA y Batasuna. Datos irrebatibles y que a lo mejor no convenía que se conocieran por militantes de base.

El Ministerio del Interior les podrá explicar quiénes son Askapena y a qué se dedican sus brigadistas, como los que vinieron para mantener dos reuniones en la sede de Intersindical Canaria, legales ambas, y tampoco nadie ha dicho aquí lo contrario.

No se entiende por tanto que se sientan ofendidos por la publicación de una noticia en la que se daban nombres, apellidos, fecha y lugar de reunión de lo que ellos mismos denominan "una conferencia, un año después", que, "al igual que otras", sostienen, "se hizo con convocatoria pública previa y sin ocultamiento alguno de sus contenidos ni objetivos". Los nombres y apellidos no llevan por fin a desprestigiar a nadie, ni mucho menos. Tal vez sea para dejar bien claro que miles de miembros de IC no fueron a esa reunión. Y que la gran mayoría ni siquiera tuvo conocimiento de ella.

Vamos a ver, ¿qué es lo que ha molestado? ¿Que la opinión pública tenga conocimiento de que tres miembros de IC se han reunido en su sede con un colectivo denominado Askapena y que es del entorno de ETA? ¿No aseguran en su comunicado que todas sus reuniones son públicas?

Tres detalles llaman la atención de ese comunicado: primero, que no hablen en ningún momento (ni desmientan) la reunión con Askapena y los detalles de la misma publicados por este periódico; segundo, que hablen de "fascismo" por haber publicado la noticia; y tercero, que escriban la palabra democracia entre comillas.