El cierre de los aeropuertos de La Palma, La Gomera y El Hierro deja ´tiradas´ a varios millares de personas, algo más de 5.000, que pretendían entrar o salir de estas tres islas, la inmensa mayoría de ellas canarios que regresaban a sus casas para pasar la Nochebuena junto a su familia. El propio presidente del Gobierno canario, Paulino Rivero, aseguró hoy que "el caos es total. Esta mañana estuve en Los Rodeos y sólo se veía a una masa de gente de estas tres islas intentando ir a sus casas. Encima, el mar tampoco ayuda, con olas de hasta cuatro metros".

El problema está siendo el viento, que sopla a rachas con velocidades de hasta 85 kilómetros por hora, lo cual complica en exceso las maniobras de aterrizaje y despegue y compromete la seguridad. Entre estos tres aeropuertos ya se han cancelado unos 30 vuelos, 16 de ellos de entrada o salida a La Palma.

El aeropuerto de La Palma es el que más problemas está sufriendo, ya que está inoperativo desde las 9.30 horas de ayer, lo que afectó a unas 1.000 personas. Para hoy están programadas 3.346 plazas y ninguno de estos pasajeros ha podido volar. En el caso de El Hierro, su cierre se produjo desde ayer por la tarde y afectará, hoy, a 720 pasajeros. Finalmente, en La Gomera son medio millar los usuarios que no podrán entrar o salir de esta isla por aire.

"Espero que toda esta gente pueda acudir a estar con sus familias a lo largo de la tarde de hoy", dijo Rivero, quien recordó a las personas afectadas que "lo más importante es la seguridad, esto la gente tiene que entenderlo", al igual que el hecho de que se trata de circunstancias climatológicas imprevisibles.

En el resto de los aeropuertos canarios hay cierta normalidad. Se siguen produciendo algunos retrasos con la Península y algunos destinos europeos, en concreto dos vuelos en Tenerife Norte y uno en Tenerife Sur, así como un desvió de un Air Berlín de Los Rodeos a Tenerife Sur. Asimismo, dos vuelos procedentes de Europa con destino Lanzarote (Transavia y Ryanair) fueron desviados a Fuerteventura también por el viento, al verse obligados a tomar tierra por la cabecera norte de la pista.