Entre gritos de "presidente, presidente" llegó ayer Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, a la sala San Borondón del Auditorio Alfredo Kraus para mantener un distendido encuentro con militantes y simpatizantes del partido en las Islas.
La cita, prevista para las siete de la tarde, comenzó con 25 minutos de retraso debido a la apretada agenda del socialista durante su visita a la capital grancanaria. Pero la espera no amilanó los ánimos de los presentes, que estallaron en júbilo cuando la sintonía del PSOE anunció su llegada.
Nada más entrar en la sala, Sánchez sintió el cariño de los suyos a través de un sonoro aplauso. Todos en la sala querían estar cerca del socialista, que en su camino hasta el centro del escenario, habilitado para su intervención, no paró de recibir besos y abrazos. José Miguel Pérez, secretario general del PSOE en Canarias, actuó como maestro de ceremonias y brindó a Sánchez, "hasta el último minuto", el apoyo de los socialistas canarios para que sea investido presidente del Gobierno central, tras el fracaso que cosechó la primera semana de marzo al no obtener los apoyos necesarios en el Congreso de los Diputados.
Cuando el turno de palabra pasó a Sánchez, numerosos asistentes alzaron sus móviles para plasmar este momento, al igual sucedió durante su llegada. Todos estaban pendientes de cada frase que el secretario general les hacía llegar.
Sánchez recordó que tras las elecciones generales del 20 de diciembre el PSOE no renunció a su responsabilidad de intentar formar gobierno cuando le correspondió. Esta actitud se contrapone, sostuvo, a la que adoptó Mariano Rajoy, líder del PP y presidente del Gobierno central en funciones, tras rechazar ser candidato a la investidura a pesar de lograr el mayor número de diputados (123).
Ante esta tesitura, Sánchez explicó que tenía dos opciones: "hacer un Rajoy", y situar a España en una situación de bloqueo inédita, o afrontar la realidad, un comentario que arrancó las carcajadas del público del que formaron parte Jesús Morera y Ornella Chacón, consejeros del Gobierno de Canarias, Carolina Darias, presidenta del Parlamento regional, Ángel Víctor Torres, vicepresidente del Cabildo insular o Augusto Hidalgo, alcalde de Las Palmas de Gran Canaria.
Las embestidas contra Pablo Iglesias, líder de Podemos, por no sumarse al acuerdo firmado con Ciudadanos para hacer fructífera su investidura también fueron frecuentes durante su intervención. "Son tan de izquierdas, tan de izquierdas, que votan contra un candidato socialista para que siga gobernando la derecha", afirmó con ironía para despertar, una vez más, las risas entre la militancia isleña.
Este encuentro con las bases del partido, que duró algo más de hora y media, puso el broche final a una jornada en la que el secretario general protagonizó un auténtico baño de masas.
Durante su recorrido por la capital grancanaria, Sánchez no paró de saludar, en la calle, a los ciudadanos y a los empleados públicos, en las instituciones, que fue encontrando a su paso durante su visita. Como si de una auténtica estrella de cine se tratara, fue el objetivo de todas las cámaras y de las miradas de numerosos curiosos que se sorprendían al verlo en Gran Canaria.
Juan Vega, confeso socialista y secretario de la asociación cultural Los Totorotas, protagonizó la anécdota más curiosa. Vega entregó entre flashes un cuadro de recuerdo a Sánchez a las puertas de la Presidencia del Gobierno de Canarias en el se podía leer "El último fichaje de la selección española procedente de la UD Las Palmas". El secretario general del PSOE recibió con mucho humor el obsequio, en el que el socialista aparecía enfundado en la camiseta roja. Hoy buscará más respaldos en Tenerife.
