Los rifirrafes por el reparto de los 160 millones anuales que provee el Impuesto General sobre el Tráfico de Empresas (ITE), la discusión del primer borrador de la nueva ley del suelo y la necesidad de hacer piña para negociar un sistema de financiación autonómica que rescate de la inanición -al menos en comparación con la media estatal- a los servicios esenciales acapararon buena parte del debate sobre el estado de la nacionalidad que hoy echa el telón. Los casi nueve meses que lleva el Gobierno de Clavijo al timón de la nave canaria han dado más de sí, pero a la postre es la pura actualidad el caldo en el que mejor se cuecen estas citas anuales en la Cámara canaria.
Aparte estuvo el empeño del presidente por convencer al resto de que hacer las cosas de un modo diferente puede conducir a resultados diferentes, mejores según dictan sus intenciones. Todo porque estamos "en el ahora o nunca", recalcó Clavijo en la intervención con la que cerró la parte oratoria de la cita que hoy acaba con la aprobación, o no, de las propuestas de resolución que presentaron los diferentes grupos.
Con anterioridad a esa última presencia del jefe del Ejecutivo en la tribuna, el portavoz del Grupo Nacionalista, José Miguel Ruano, se encargó de repartir estopa y seda. La primera, para casi toda la oposición; la segunda la destinó a los que sostienen al Gobierno -CC y PSC- y las huestes gomeras de Casimiro.
Hasta tuvo tiempo de romper una lanza en favor de Paulino Rivero. "Me enfadaba con mis compañeros de grupo cuando me decían que teníamos un ministro canario y yo me preguntaba quién era", explicó a la bancada del PP en referencia a José Manuel Soria. "Háganselo mirar, a ver si [Rivero] no era el único que tenía el problema", remató en alusión a la falta de entendimiento con el Gobierno central durante la pasada legislatura.
Por otra parte, el pacto entre nacionalistas y socialistas no salió peor parado de lo que entró. Intentó erosionarlo el presidente del grupo Popular, Asier Antona, aludiendo al presunto descrédito al que el presidente Clavijo somete en privado y ante terceros a su vicepresidenta, Patricia Hernández. Se sumó el portavoz del grupo de Nueva Canarias (NC), Román Rodríguez, al recomendar a Fernando Clavijo destinar parte del ITE a paliar las deficiencias sociales. "Mire cómo se le pone la sonrisa a la vicepresidenta", ironizó y, poco más tarde, agradeciendo, pero señalando que su dosis de halagos recibidos la tiene cubierta, recomendó al presidente que pasara más la mano por el lomo de sus compañeros de viaje: "Estoy seguro de que sus socios de gobierno necesitan más cariño", afirmó.
Ni Clavijo ni Hernández se inmutaron. Los saludos entre ambos evidenciaban que tenían la firme intención de alejar del debate el estado de sus relaciones. Así permanecieron incluso después de que la presidenta del grupo Socialista, Dolores Corujo, admitiera que el roce entre los socios ha provocado hasta la fecha algunas "insatisfacciones" y ha sacado a la luz "diferencia de criterio".
No al enfrentamiento
Si en la gestión diaria y las reuniones del Consejo de Gobierno el presidente canario practica lo que predica cuando tiene el foco sobre sí, poca importancia puede tener lo anterior. Se esforzó Clavijo por mantener el sosiego y convencer hasta a los ujieres de que los enfrentamientos le sobran tanto a él como a los problemas de las Islas.
Ya había mandado a Ruano a mancharse las manos para él dedicarse a repartir agradecimientos a diestro y siniestro. Al PP por prestarse a apoyar en "aspectos claves" para el futuro isleño; a NC porque, aun sin "coincidir en las soluciones", hay convergencia también en asuntos de calado, y a los gomeros del Grupo Mixto, por mantener en su crítica "un tono constructivo".
Hasta para Podemos tuvo buenas palabras a pesar de que se le notó un atisbo de indignación durante la intervención de Noemí Santana del martes. El objetivo de acorazar el REF con la Constitución unirá a ambas formaciones.
