El día después del esperado debate a cuatro -candidatos- dejó una colección de interpretaciones y dosis de humor. Los memes no dejaron títere con cabeza. Los candidatos fueron su diana principal, pero también hubo dardos para el formato de tres presentadores, que, Photoshop mediante, se convirtieron en el jurado Factor X. En cuanto a los protagonistas, sorprendió el rol faltón asumido ayer por el presidente en funciones en medio de un triunfalismo generalizado; todos ganaron si el oído se presta a ellos o sus acólitos. Mientras, Coalición Canaria (CC) asimiló la ausencia de alusiones a las Islas al plúmbeo futuro que aguarda si no consiguen sillón en Madrid.

"Cenizos y frívolos", vio Rajoy a sus adversarios, descalificación que para Pedro Sánchez (PSOE) constituyó "la viva prueba", informa Efe, de que al jefe del Ejecutivo en funciones "no le fue bien" en el debate. El socialista decidió no comentar la jugada del lunes, pero cambió de opinión tras los disparos de las baterías populares.

Las balas trazadoras, las moderadas, las descargaron la portavoz del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, y la vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy. La primera vio "hechuras de presidente" tan solo en su compañero de partido, la segunda leyó el enfrentamiento dialéctico como un ejercicio de oposición entre la "experiencia" de Rajoy y el "desconocimiento" del resto.

La andanada principal corrió por cuenta de Rafael Hernando, portavoz popular en el Congreso, para quien su jefe de filas tuvo que debatir con "Heidi con coleta", Pablo Iglesias; "un zombi", Pedro Sánchez, y "un veleta", Albert Rivera.

Libro escrito

El PP es el que menos tiene que perder a la hora de descalificar a sus oponentes. La partida la define la capacidad para pactar que brinden los resultados a PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos, y no tanto el tamaño de la victoria, siempre insuficiente, de los populares.

No obstante, la cabeza de lista de los socialistas por Barcelona, Meritxell Batet, dibujó un Rajoy "acorralado, apático y pasivo" cuando tocó hablar de corrupción. Las huestes de Pedro Sánchez también repartieron estopa por la izquierda, circunstancia a la que obliga la posibilidad de que Unidos Podemos les relegue a un papel más secundario. Por eso, la presidenta andaluza, Susana Díaz, aseguró haber visto a un Pablo Iglesias "camaleónico" y con ademanes dialécticos propios de un "trilero".

Iglesias, ante esa misma posibilidad de convertirse en alternativa de gobierno, huyó del enfrentamiento directo y optó por insistir en la necesidad de que los socialistas se sumen a su plan para desbancar a la derecha del poder. "O permiten que Rajoy siga en el Ejecutivo o llegan a un acuerdo con nosotros", señaló.

Capítulo aparte merecen las pinzas, que, a juzgar por lo que declararon unos y otros, abundaron más que en una convención sadomaso. Albert Rivera señaló a Iglesias y Rajoy como propietarios de una de ellas. "Ni se rozaron" en el debate, advirtió. Sin embargo, el ministro de Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, puso el dedo sobre el candidato de Ciudadanos para resaltar que se lanzó contra Rajoy, "pero no tocó ni un pelo de la ropa a Pedro Sánchez".

Mientras, el presidente canario, Fernando Clavijo (CC), no descartó unas terceras elecciones e incidió en la ausencia de las Islas del debate. La candidata de los nacionalistas Ana Oramas recordó a Rajoy que los parados "no son indignos" -este abogó por recuperar la dignidad de los desempleados- y sí lo son los recortes que él ha puesto en práctica.