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Un enredo político que no acaba nunca

Los socios de gobierno entran en una dinámica difícil de digerir por los ciudadanos

Patricia Hernández. LP/DLP

Un enredo sin fin. Las disputas políticas entre Coalición Canaria y el Partido Socialista se están convirtiendo en un esperpento difícil de digerir tanto para la ciudadanía como para una buena parte de los militantes y simpatizantes de ambas formaciones. El presidente Fernando Clavijo se ha convertido en un bombero que intenga apagar los incendios que se provocan desde las filas de su propio partido y al PSOE le ha dado en las últimas semanas un ataque de dignidad y ya no aguanta más los desaires de su socio en el Gobierno regional.

Así las cosas, el último capítulo de este teatro en el que se ha convertido el pacto lo vuelve a protagonizar el presidente tinerfeño Carlos Alonso, que defiende los intereses de su isla atacando a los consejeros socialistas del Gobierno para denunciar, una vez más, los desequilibrios en las inversiones públicas entre las islas y, cómo no, Tenerife es la más perjudicada.

Antes de que el presidente insular tinerfeño volviera a sacar su artillería contra la consejera Ornella Chacón parecía que las aguas había vuelto a su cauce entre los socios. Pelillos a la mar pese a que destacados dirigentes socialistas arramblaron contra el presidente Clavijo y la consejera de Hacienda, Rosa Dávila. Los contactos eran y siguen siendo discretos aunque se conozcan los nombres de los actores que los protagonizan, pero los socialistas no están dispuestos a dejar pasar ni una más a Carlos Alonso.

¿Es el presidente del Cabildo de Tenerife un verso suelto en Coalición Canaria? Los socialistas afirman que no, que detrás suyo a un sector de CC de Tenerife que busca desestabilizar los ayuntamientos de la isla donde tienen opciones de gobernar para no perder parcelas de poder frente a su principal rival político en la isla, que no es otro que el PSOE. En esta dinámica no importa si se desestabiliza el Gobierno regional.

Pero no sólo los socialistas piensan esto. Hay dirigentes nacionalistas que se sienten incómodos con las salidas de tono de Alonso y les disgusta la forma de proceder de una parte del partido en Tenerife. "Carlos Alonso está en una lógica que no compartimos", aseguran fuentes de CC, "hay un caldo de cultivo en algunas zonas de Tenerife, sobre todo en el sur, que provoca estos juegos de poder que han acabado con la moción de censura de Granadilla".

Este vodevil político afecta en el ámbito interno no sólo al PSOE, sino también a CC, cuyas grietas no se notan tanto como las socialistas pero que poco a poco se están agrandando. Las disensiones internas del PSOE son siempre más descaradas, dirigentes y militantes no se esconden para criticarse y abrir el partido en canal estén o no en la oposición. La crisis en el pacto y la reconducción del mismo que intenta la vicepresidenta Patricia Hernández ha sido motivo de numerosas críticas, algunas de ellas lacerantes, en las redes sociales, que se han inundado en los últimos días de comentarios de todo tipo en contra de la actuación del partido y exigiendo salirse del Gobierno para no aguantar más los desplantes de Coalición Canaria.

Intentando alejarse de este ruido, como diría Clavijo, dos dirigentes con mesura como son Francisco Hernández Spínola y José Miguel Ruano han intentado remendar las últimas heridas abiertas en el pacto regional. Pero, más allá de Carlos Alonso, parece que los socios siguen chocando en cuestiones medulares que ahora se pueden remendar, pero que en un futuro más o menos cercano pueden dar al traste con el acuerdo al que se llegue.

El temor está sobre la mesa: de nada serviría firmar un nuevo documento del pacto y estrecharse las manos para la foto si poco tiempo después salta un nuevo incumplimiento en algún ayuntamiento y los nacionalistas se empeñan en no dejar gobernar a los socialistas en Puerto de la Cruz o éstos no quieren ver ni en pintura al alcalde de Tacoronte. ¿Y la ley del Suelo? ¿Y el gasto sanitario? El consejero de Sanidad, Jesús Morera, reiteró ayer que su departamento necesita 240 millones de euros para alcanzar el equilibrio presupuestarios e igualar lo que tenía el departamento antes de iniciarse los recortes provocados por la crisis económico. Pero contra el vicio de pedir está la virtud de no dar y es que tanto el presidente Clavijo como la consejera de Hacienda se han apuntado a la austeridad y dificilmente podrán incrementar el presupuesto más allá del endeudamiento permitido, aunque éste suba hasta el 0,7%.

La teatralización de la crisis del pacto seguirá en los próximos días. Hay quien dice que algunos dirigentes de CC han apalabrado un acuerdo con el PP para evitar sorpresas si finalmente se rompe con el PSOE. En ese caso los nacionalistas tendrán un problema porque hay significados dirigentes que advierten que no tragarán un pacto con el PP en sus islas y que un posible cambio de pacto no está en el debate interno del partido.

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