La enorme borrasca que se ha plantado sobre el archipiélago canario, de suficiente notoriedad para que el área de Meteorología de la Universidad de Berlín la haya bautizado con el nombre de Elisabeth cuando hizo de las suyas en el sur de Europa, ha ralentizado su movimiento. Así, el aviso naranja que se activaba a las seis de la tarde vino a arrojar las primeras precipitaciones a partir de nueve de la noche de ayer, no sin antes colapsar la ciudad de La Laguna, en Tenerife, con una tromba de 45,5 litros, y descargar otros 56 litros por metro cuadrado en Puntagorda, en la isla de La Palma.

Mientras, en el otro extremo de la Comunidad Autónoma, el mal estado del espacio aéreo de Lanzarote obligó a desviar catorce vuelos en poco más de hora a partir de las 18.26 horas, por lo que hubo que colgar el cartel de completo en el recinto aeroportuario majorero.

El caminar de la borrasca, que entra por el oeste, baja hacia el sur de las islas para coger fuga hacia el norte sobre las dos islas orientales, ha obligado a la consejería de Educación a suspender las clases en Lanzarote y Fuerteventura.

En medio, Gran Canaria quedaba en una suerte de calma chicha, hasta que comenzó sobre las seis de la tarde a recibir un primer chubasco visto y no visto en el sur de la isla, con puntería en Arguineguín, donde comenzó a correr ligeramente el agua por sus calles.

El siguiente episodio llegó tres horas después cuando comenzó, tras una tensa espera, a llover en prácticamente toda la isla, con mayor fuerza en la vertiente sur, aunque también recibían sus aportaciones de manera más suave desde Agaete a Arucas, y con algo de mayor intensidad en la capital grancanaria. En Telde algunas de sus calles se convertían en pocos minutos en arroyos, para escampar de nuevo en pocos minutos. De nuevo, en ese punto, se sucedían las recomendaciones de los servicios de emergencias solicitando limitar los desplazamientos para evitar incidentes.

Los agricultores esperaban una noche en la que volver a recibir una descarga como la que se produjo al principio de la inestabilidad, en la madrugada del domingo al lunes, y que dejaron buenos caudales, como los 51 litros por metro cuadrados del lunes en Cuevas del Pinar, San Bartolomé de Tirajana; los 36 de San Mateo; los 34 de Tasarte, en La Aldea de San Nicolás; o los 23 litros por metro cuadrado de Cruz de Tejeda. Sobre todo los productores de la parte sur de Gran Canaria, que sufren una sequía que dura años, y que necesitan de otra entrega con sustancia para hacer correr unos barrancos demasiado secos para formar escorrentías que abastezcan a los embalses.

La esperanza a última hora de ayer quedaba en unos modelos de predicción que fijaban para la medianoche y la madrugada el paso de una gran masa nubosa cargada de humedad sobre el sur de Gran Canaria, y que hacía presagiar las potentes lluvias que justifican el aviso naranja de Meteorología y la alerta del Gobierno de Canarias, que continuarán activas hoy.

El mapa de avisos de la Agencia Estatal de Meteorología seguirá pintado de naranja en la vertiente sur de Gran Canaria, y en toda la geografía de las islas de Fuerteventura y Lanzarote por unas precipitaciones de hasta 80 litros en doce horas, mientras que en la mitad norte de Gran Canaria queda en amarillo.

En la provincia de Santa Cruz de Tenerife, donde se espera que vaya remitiendo el temporal a partir de hoy, se ha bajado del naranja al amarillo, con zonas como el este de la Palma o la mitad norte de Tenerife ya sin aviso alguno.

Hasta el mediodía del jueves Meteorología sigue marcando el sur de Gran Canaria con el aviso amarillo, por chubascos ocasionalmente fuertes, a pesar de que en el resto del archipiélago recupera la normalidad.

Para la jornada del viernes las lluvias serán más débiles, y caerán en Lanzarote, Fuerteventura y sur de las islas de mayor relieve, con unas temperaturas en ascenso y un viento de componente sur.