La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Atentado en Londres

Un canario valiente se enfrentó a los yihadistas

El grancanario John F. G. camarero en el restaurante mejicano El Pastor de Londres repelió el ataque de uno de los terroristas lanzándole botellas, vasos y sillas para proteger a los más de 50 clientes que se encontraban en el local la noche del 3 de junio

El escenario de los terroristas yihadistas en Londres, a cámara rápida

El escenario de los terroristas yihadistas en Londres, a cámara rápida

Para ver este vídeo suscríbete a La Provincia - Diario de Las Palmas o inicia sesión si ya eres suscriptor.

El escenario de los terroristas yihadistas en Londres, a cámara rápida B. S. Casiano/ M. M. Ayala

Desde la noche del 3 de junio en la que murieron ocho personas y 49 quedaron heridas en un ataque terrorista en el centro de Londres, tras un atropello y apuñalamientos, ha tratado de permanecer en el anonimato, protegido por su círculo más íntimo de familiares y amigos. John F. G. quiere seguir siendo un camarero apartado del foco público y continuar con su trabajo como otros muchos emigrantes jóvenes canarios en un restaurante de Londres. No quiere entrevistas ni fotos pese a haberse enfrentado cara a cara con uno de los terroristas que atacaron el Borough Market londinense armados con cuchillos y machetes de 30 centímetros. Natural de Las Palmas de Gran Canaria, del barrio del Puerto, John protegió a más de 50 clientes que esa noche cenaban en el restaurante mejicano El Pastor, uno de los locales de moda del centro de la capital británica, donde entró uno de los yihadistas y acuchilló a una clienta.

El terrorista pretendía matar a más comensales que en ese momento cenaban en El Pastor , pero John y otro camarero de nacionalidad eslovaca repelieron el ataque lanzándole botellas, vasos y sillas. Ante el contraataque de los camareros, el canario y el eslovaco, el terrorista tuvo que retroceder y abandonar el restaurante. Los clientes de El Pastor le ven desde entonces como un "héroe", pero a John lo único que le interesa es continuar en su trabajo. No busca notoriedad. Sin embargo, sus compañeros y amigos no quieren que pase desapercibido su gesto de coraje al enfrentarse a uno de los yihadistas. Parte de su historia se conoce gracias a los comentarios en las redes sociales de sus conocidos pero para saber en detalle qué sucedió aquella noche en el restaurante El Pastor una periodista de LA PROVINCIA se ha desplazado a Londres.

Aunque John prefiere no contar personalmente lo que ocurrió aquel sábado, hay testigos que contribuyen a completar el relato del heroico comportamiento del camarero canario de El Pastor. Uno de ellos es Maciej Zbikowski, empleado de un pub donde se reunió dos días después la plantilla del restaurante mejicano: "No son unos héroes, son unos jodidos legendarios", relata un emocionado Zbikowski, conocedor de la valiente reacción del grancanario y el resto de la plantilla del restaurante mexicano.

"Estaba cenando en El Pastor con tres amigos cuando, de repente, un hombre entró corriendo y gritando y apuñaló a una chica", recuerda Carlos Pinto, enfermero portugués. Pinto, que continúa "asustado por la experiencia traumática", dice que fue entonces cuando los camareros no se lo pensaron dos veces a la hora de hacer frente al yihadista y lanzarle todo lo que encontraron a mano. "Le tiró botellas, vasos y sillas, por lo que el atacante retrocedió hasta que pudieron bajar la puerta de seguridad y cerrar el local", comenta el enfermero. Mientras estuvo dentro del negocio, el yihadista respondió lanzando también objetos a los camareros de El Pastor.

"Se enfrentaron al atacante. Fueron de gran apoyo y unos héroes. Incluso miembros de la plantilla me trajeron hielo, un botiquín de primeros auxilios y todo lo que necesitamos mi compañera y yo para mantener con vida a la chica apuñalada", detalla el enfermero portugués sobre la tragedia del sábado 3 de junio en el Borourgh Market. A su lado en aquellos momentos críticos y cerca de todos los clientes para tranquilizarlos y mantener la calma, siempre estuvo el grancanario John F. G. y el resto de los empleados.

Según cuenta el portugués, estuvieron tres horas dentro del establecimiento hasta que fueron evacuados por la policía. Allí, el camarero grancanario y sus compañeros abrieron botellas de mezcal -bebida tradicional mejicana- para paliar el susto de las aproximadamente 50 personas que fueron llevadas a la parte trasera del negocio hasta que se fue recuperando la calma en la zona. Los segundos fueron minutos, estos horas y las horas siglos, pero estos "héroes" lo hicieron más fácil y llevadero para quienes se vieron atrapados en aquella pesadilla vivida en el local de comida mejicana.

"Cuando finalmente todos pudimos salir, los trabajadores de El Pastor no llevaban encima sus pertenencias y dos ellos fueron en el taxi conmigo y mis amigos hasta sus casas. Uno era francés y otro español", rememora el enfermero dando a conocer la unión que se fraguó entre desconocidos, ahora unidos de por vida, los mismos que hasta hoy siguen dando las gracias por las redes sociales al camarero español y al eslovaco que no sólo repelieron al yihadista, sino que mostraron esa parte más humana que les hizo sentir a todos protegidos y en buenas manos pese a lo compleja y peligrosa que era la situación.

"Estuvieron absolutamente increíbles y me siento muy afortunada", publicó una de las comensales del restaurante, Helena Cooke, pocos minutos antes de que el conocido tenor Jonathan Cooke escribiera en el Twitter del restaurante: "Mi familia y yo estamos a salvo y en casa tras una larga noche en el restaurante. El personal estuvo brillante".

"Coraje", "compasión "y "rapidez" son algunas palabras con las cuales los testigos definen en las redes a los dos camareros y el resto de la plantilla presentes aquella noche. De hecho, los mismos responsables de El Pastor hicieron pública una nota en su Instagram donde expresan "la admiración y el respeto ilimitado" hacia su equipo "por las acciones durante la situación".

Aunque el personal de El Pastor no se ha querido pronunciar, exceptuando lo dado a conocer en las redes sociales, sí se ha mostrado como una piña, acentuando sus ganas de volver a la normalidad como "una familia fuerte", con el orgullo por su vuelta a la vida cotidiana.

"El equipo de El Pastor se reunió en mi pub, BrewDog Shoreditch, dos días después del ataque y no quise preguntar más para no revivir el trauma, pero es increíble lo que hicieron, son jodidos legendarios", alega Zbikowski con emoción, la misma con la que Raúl E., natural de República Dominicana y residente desde hace siete años en Londres, recuerda ese sábado "horrible", viviendo lo ocurrido desde el otro lado del ventanal del restaurante italiano donde trabaja, Giuseppe's, desde donde vio a la gente correr y a los policías disparando a los terroristas. "Cerramos la puerta con llave y metimos a los clientes en la parte de abajo del restaurante, todos muy asustados, hasta que la policía nos evacuó", añade mientras señala a la periodista, a través de la misma ventana, la zona donde fueron abatidos los yihadistas.

Allí quedaron tirados en el suelo, uno de ellos muy cerca de El Pastor, exactamente en la entrada del pub Wheatsheaf contiguo al restaurante mejicano, después de haber dejado a su paso miedo e impotencia, sangre y testimonios que parecen haber sido sacados de películas de terror. "Fue verdaderamente espantoso", se lamenta Raúl G.

Después, los cordones policiales, la psicosis en cada espacio, los locales cerrados y una sensación de estar en otro lugar, lejos del bullicio habitual y el tránsito permanente de Londres. Las víctimas, sus familias, los testigos y sus recuerdos, los mensajes en folios de colores cerca del Puente de Londres y las flores para intentar hacer inmortales a esas ocho personas que perdieron la vida marcan el lugar. También por los heridos y los miles de corazones rotos que piden paz y el fin eterno del terrorismo.

Agradecimientos

Los días posteriores al ataque la zona se volvió triste, oscura y silenciosa, una apariencia totalmente opuesta al bullicio habitual de este mercado a orillas del Támesis. Durante diez días, enormes puertas de color verde impidieron el acceso a la zona hasta que se permitió la apertura de los establecimientos y puestos.

En las puertas de aquellos negocios que quedaron fuera del cordón policial había papeles escritos donde detallaban lo ocurrido o lanzando un mensaje de "unión y fuerza", como es el caso del restaurante Tapas Brindisa, en la misma esquina de la calle del terror. Aunque allí tampoco han querido pronunciarse, expresaron estar "afectados" y agradecidos a los servicios de emergencia "por su rápida actuación" ante lo sucedido en sólo ocho minutos trágicos, uno por cada vida arrebatada.

El grancanario John F. G. no estuvo solo esa noche y fue la unión de muchos lo que dio como resultado un final lo más parecido a feliz en El Pastor, ya que la única persona herida "sobrevivió y se está recuperando", asegura el enfermero Carlos Pinto, que fue quien la atendió dentro del negocio aquella noche de sábado.

La oscuridad no había caído todavía en el Borough Market cuando una furgoneta apareció ocupada por los tres terroristas, al rededor de las diez de la noche del sábado 3 de junio, haciendo eses por el Puente de Londres, y atropellando a todos aquellos transeúntes que encontraron a su paso.

"Justo en ese momento nuestros compañeros estaban cerrando la puerta del local y vieron como una avalancha de gente se aproximaba, por lo que corrieron en dirección contraria", relatan algunos trabajadores del restaurante de comida japonesa Wasabi, en la zona.

Al otro lado de la calle Borough Hight, lo peor cobraba vida. Los yihadistas, una vez abandonaron la furgoneta, trazaron un recorrido hasta el mercado, apuñalando a peatones, muchos de los cuales se encerraron en locales o les hicieron frente para intentar pararlos.

Ajenos a lo que estaba ocurriendo, los clientes de El Pastor disfrutaban de su cena y de ese clima especial con luz tenue que se experimenta en su interior, mientras el grancanario John F. G. los atendía como cualquier sábado "en el que el restaurante se llena, porque, aunque es nuevo, tiene muy buena fama", señala Francisco González, empleado en Tapas Brindisa, otro establecimiento víctima del ataque. "Muchos pensaban que era nuestro local, pero la encargada confirmó por mensaje que estaban todos bien", agrega.

Sin tiempo de reacción

Casi sin tiempo para reaccionar, el terror se apoderó de las calles del mercado y El Pastor fue un objetivo claro para los terroristas. Uno de ellos entró y el mundo pareció pararse para los que estaban en su interior.

La dueña del restaurante de tapas españolas Brindisa, Monika Linton, expresó en un comunicado la consternación tras "los terribles incidentes ocurridos" y agradeció "a María, una de las encargadas, y el equipo del Puente de Londres, la inmensa valentía demostrada y, también, a los clientes la ayuda mutua y el haberse mantenido seguros dentro del restaurante, porque han estado extraordinarios para hacer frente al terror".

Mientras algunos que llegaron un día para comenzar de cero lejos de casa hacen la maleta para volver al lugar de partida por la inseguridad en la ciudad, otros hacen de tripas corazón para que reine la normalidad.

Este miércoles, en Borough Market sonó la campana del mercado como símbolo de reapertura. Desde por la mañana, los toldos de los puestos volvieron a su posición natural, las cajas de comida asomaron de nuevo y los empleados intentaron pensar lo menos posible. El Pastor también levantó su puerta plateada con letras negras y su equipo colocó las vallas de tela morada que marcan el límite de su terraza, donde las mesas rojas aguardaban la llegada de nuevos clientes.

Las luces de Tacos El Pastor volvieron a iluminar con un dorado que invita a entrar al edificio de pequeños ladrillos antiguos, algunos grises y otros verdes o morados, anunciando sus ricos tacos, tostadas, aguas frescas, helados o mezcal. El mismo licor con el que dio un respiro a sus clientes el grancanario John F. G. esa horrible noche que ha marcado un antes y un después en sus vidas. Y allí, con una sonrisa y luchando por recuperar la normalidad ese primer día de apertura, el pasado miércoles, el camarero grancanario servía platos a uno de sus clientes, que no conocía la heroicidad de John F. G., quien días antes había protegido a más de 50 clientes en El Pastor de un brutal ataque yihadista.

Compartir el artículo

stats