La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Vimos llegar cinco ambulancias con heridos, entre ellos un terrorista"

La palmera M.H.N. esperaba en urgencias cuando llegaron las víctimas de Cambrils

Manifestación contra la islamofibia, ayer, en las Ramblas de Barcelona. REUTERS

Estado de psicosis, es el que mejor define la situación que están viviendo los vecinos de Cambrils -o de Tarragona y Barcelona en general- después del último atentado durante la madrugada del ayer. Varios canarios residentes en la zona cuentan cómo han sufrido este segundo golpe que la mayoría define como "inesperado", después de lo ocurrido en Las Ramblas. M.H.N. son las iniciales de una enfermera de 34 años natural de La Palma que lleva un año y medio viviendo en Tarragona y que anoche "por casualidad" se topó con el escalofriante resultado tras el ataque en el municipio catalán. "Estaba en Urgencias con mi hija y vi llegar a afectados del atentado en Cambrils y, si no tengo mala información, creo que llegó uno de los terroristas que ha muerto en el hospital", cuenta la palmera mientras destaca la llegada de cinco ambulancias y el buen trabajo del personal que estaba en Urgencias.

"Lo hicieron muy bien y la gente que estaba casi no se enteró de quiénes eran los que venían", relata haciendo hincapié en que los que se enteraron fue por la curiosidad que les causó ver a los trabajadores del Hospital Joan XXIII -donde ocurrió todo- "nerviosos preparándose, como suele ocurrir cuando se presenta una emergencia así". Ella, por su parte, conoció lo sucedido en ese momento de primera mano, "porque mi marido es Guardia Civil y le llegó la información", agrega a la vez que asegura que "nos pasamos miedo en el hospital".

Aunque M.H.N. vive en el centro de Tarragona y trabaja en un hospital comarcal, asevera que suele ir al lugar de los hechos, una zona muy turística. Pese a todo lo ocurrido, garantiza que "he visto a la gente por la calle tranquila, haciendo vida normal, porque ya están tan hartos de esto, que lo sufren y siguen con su día a día normal". Por el contrario, lo que si le ha llamado la atención es "la cantidad de policías y dispositivos que hay, especialmente en las zonas de mayor afluencia", apunta.

Sin quererlo, esta enfermera natural de La Palma fue testigo directo de las consecuencias de una de las noches más horribles para Cambrils, que dejó cinco heridos -entre ellos tres Mozos de Escuadra-, una mujer fallecida, cinco terroristas muertos y tres que siguen todavía en paradero desconocido. Aunque no le tocó guardia esa noche en su hospital, vivió muy de cerca la emergencia "por casualidad", fija.

Varios hoteles de la zona donde ocurrió el ataque aseguran que no habían canarios alojados en sus instalaciones, tal como afirman también trabajadores del Club Náutico de Cambrils. Aún así, son muchos los que residen de manera permanente en espacios cercanos, frecuentando el municipio costero de forma habitual.

Z Cerca de un "gueto yihadista"

Cuando Juan González, con 32 años y de Tenerife, salió la noche anterior al atentado -durante la madrugada- a trabajar, jamás pensó que fuera a sentir el "miedo" de saber que estaba a escasos metros de un "gueto yihadista", tal y como el mismo lo define para referirse al espacio en el que los Mozos encontraron el escondite de los terroristas, según el tinerfeño.

Llegó hace un año a Tarragona y trabaja como empleado de mantenimiento en una empresa. Esa noche le tocó ir al pueblo de Vilanova "y una vez dentro no nos dejaron salir", resalta. "Habían Mozos por todas partes y por un amigo que pertenece al cuerpo me enteré de que habían encontrado el gueto. Los compañeros de una subcontrata que habían estado trabajando antes en la obra volvieron y aunque pensamos que era porque se habían dejado algún material, lo cierto es que no los dejaban salir del pueblo", relata sin olvidar contar que "los restaurantes cerraron las terrazas, la gente se quedó dentro de sus casas y no se oía nada en la calle".

Con "miedo" y "susto metido en el cuerpo", asegura que no lo pasó nada bien mientras trabajaba, "porque encontraron el lugar, pero no a a los terroristas y temía que estuvieran escondidos y se atrincheraran aquí", fija. A pesar de la presencia policial en cada esquina, la inseguridad se apoderó tanto de él como de sus compañeros, "aunque lo peor vino poco después", asevera para referirse al atentado en el municipio cercano. "Fue mucha casualidad que los estuvieran buscando aquí y después ocurriera eso en Cambrils, no me extrañaría que salieran huyendo de este pueblo por algún chivatazo y por eso no ocurrió aquí, porque es que ya puede ser en cualquier sitio", añade.

Después de una noche "pendiente del móvil y algo nervioso", resalta, la vuelta a casa por la mañana tampoco fue demasiado agradable. "Habían policías y controles por todas partes, en cualquier salida a la autopista o a la carretera nacional, e iban revisando coche por coche, de manera que se formó una cola enorme. Salí sobre las cinco y poco de la madrugada y llegué a casa a las siete, cuando ese recorrido lo hago habitualmente en 20 minutos", se lamenta.

Z Sant Magí 2017 se suspende

"Hay consternación y miedo, la gente va por la calle mirando para los lados y se nota la psicosis. Además, hay cordones policiales por todas partes, sobre todo en el Corte Inglés de Tarragona, en el Centro Comercial Park Central, en la parte más antigua de la ciudad que es muy concurrida y controles en todas las rotondas donde paran a todos los vehículos y revisan cada maletero, haciendo más hincapié si se trata de musulmanes", señala Elymar Toste, nacida en Tenerife pero residente en Tarragona desde hace 9 años.

Vive justo en el centro, entre Barcelona y Cambrils, y destaca que se enteró del segundo ataque terrorista "por unas amigas, que tienen familiares viviendo allí y me lo comunicaron". Hoy tenía previsto seguir celebrándose el festejo anual de Sant Magí en la ciudad, "pero se ha suspendido, principalmente por respeto a las víctimas y a sus familiares, pero también por el miedo, ya que se concentra mucha gente y si quisieran hacer daño ese sería el lugar idóneo", puntualiza.

Sus padres, también de Canarias, estaban con ella en el momento en el que se produjeron los atentados, "porque están aquí de vacaciones hasta el lunes", explica, algo que, asegura, les ha ahorrado un disgusto, "porque la familia y los amigos se preocupa mucho y ayer no dejaron de llamar para saber si estábamos todos bien".

Apunta que por sus progenitores, "porque me da pena que no vean esto y se queden encerrados en casa", no se quedará en casa. También porque "aunque vayamos mirando hacia los lados con desconfianza, hay que salir a la calle y revelarse, porque lo que los yihadistas quieren es todo lo contrario, pero no van a poder con nosotros", resalta.

Z ¿Ataque en Port Aventura?

"Vivo en Salou, a unos diez minutos de Cambrils, y mi mayor temor ahora mismo es la información que ha llegado entre compañeros de trabajo, que cuentan que hay diferentes espacios de Tarragona en los que quieren atentar, como en la zona más turística de Salou y Port Aventura", se expresa con inseguridad, tras lo ocurrido, el teldense Ancor Galván, de 28 años y trabajador como operario en una planta química, que define la noche de la catástrofe en el municipio cercano como "una velada de sirenas constantes".

"Se escuchaban todo el rato, con los Mozos para arriba y para abajo, aunque me enteré del segundo atentado cuando me desperté al día siguiente y vi que me había sonado una alarma en el móvil que aparece cuando estoy cerca de algún peligro, ya sea una tormenta o un atentado", explica a la vez que resalta su sorpresa ante lo ocurrido, "porque el de Barcelona, al ser en una ciudad grande, te lo puedes esperar, pero aquí que es más pueblo y alejado, y encima en el mismo día, me ha sorprendido muchísimo".

El joven hace también hincapié en "la cantidad de policías que hay en la calle" y en la normalidad que se respira en las mismas, "aunque existe más miedo e intentamos evitar los lugares con mayor afluencia de personas". Pese a ello, garantiza seguir con su "día a día", porque "puede pasar en cualquier sitio".

Z Angustia en la carretera

Ismael de la Nuez tiene 52 años, vive en un pueblo de Tarragona desde hace cuatro años y es natural de Las Palmas de Gran Canaria. Es camionero y la mayor parte del tiempo lo pasa en la carretera, por lo que los avisos de ambos atentados lo cogieron al volante. "Cuando me enteré del de Barcelona estaba camino a Madrid y del de Cambrils fue justo pasando por Seseña (Toledo), a primera hora de la mañana a través de la radio", determina el grancanario asimilando todavía el mal trago. "Sobre todo porque mi compañero, que iba en su camión, es de Cambrils y toda su familia estaba allí", destaca mientras apunta que "al final estaban todos bien, pero fue un susto".

En la carretera, afirmó que hasta Castellón -por donde circulaba en el momento en el que contaba su experiencia- no había problemas de tráfico. "Mi compañero ya llegó y no me ha dicho nada, pero en breve veré lo que me espera", añade. Así, al volante, garantizó que el miedo existe y que "hay que tener mucho más cuidado". Porque dejar de salir no es una opción para los ciudadanos españoles, más unidos que nunca.

Compartir el artículo

stats