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La acogida familiar avanza

La mayoría de los niños menores de seis años bajo la tutela del Gobierno reside ya con familias fuera de los centros oficiales

Tres menores pasean cogidos de la mano en la capital grancanaria. JOSÉ CARLOS GUERRA

Casi no hay niños de cero a seis años bajo la tutela del Gobierno de Canarias que vivan en centros oficiales. Los que están en esa circunstancia en estos momentos se cuentan con los dedos de una manos. La gran mayoría reside ya con familias de acogimiento, sean tíos, abuelos u otros, o bien voluntarios. Es un logro en la Comunidad Autónoma.

Las acogidas sin lazos consanguíneos -aquellas que llevan a cabo personas que no tienen relación biológica con los menores que acogen- han aumentado hasta un 70% en los últimos cuatro años. Desde 2013, el crecimiento se refleja en 71 niños más amparados por estas familias a través del programa impulsado por la Dirección General de Protección a la Infancia y a la Familia.

Esta iniciativa que, según aseguran los responsables del área, lleva implantada "desde siempre", ha cambiado sin embargo en los últimos cuatro años desde que la Comunidad Autónoma creó un banco de acogentes y se ha promocionado para fomentar el acogimiento de los niños bajo tutela del Ejecutivo.

Hoy por hoy, hay 2.117 menores en protección -1.254 en la provincia de Las Palmas y 863 en la de Santa Cruz de Tenerife-, de los cuáles 864 están en centros y 1.253 en familias de acogida, es decir, un 59,19% ha salido de dichos centros.

Tipos de acogida

Existen dos tipos de acogida en el seno de una familia. Por un lado, la asumida por la familia extensa y que se corresponde con el acogimiento que realizan los abuelos, tíos u otros familiares de los niños, y que ahora mismo son 1.107 en el Archipiélago; y por otra parte, hay 111 menores en familias ajenas, entre ellos 35 están bajo el cuidado de lo que se denominan especializadas, que son las que reciben a niños que padecen algún tipo de enfermedad física o psíquica y cuyos responsables son profesionales terapeutas, psicólogos o pedagogos.

La directora general de Protección a la Infancia y la Familia, Carmen Morales, explica que al igual que los niños de cero a tres años "no suelen estar en los centros más de dos meses", los que tienen necesidades especiales "no llegan a un mes", puesto que los reciben con rapidez familias ajenas. Relata un caso en el que un enfermero acogió a un pequeño con diabetes que estaba empezando con su tratamiento de insulina, "porque además de saber atenderlo, él también era diabético y surgen estos emparejamientos", señala.

Aunque la regla general en cuanto al tiempo de espera suele ser esta, Morales subraya que las acogidas no son inmediatas, ya que se debe realizar un análisis previo y riguroso al tratarse de niños. "Algunos tardan más en ser acogidos, aunque estén entre los cero y tres años, porque puede tratarse de un grupo con un número elevado de hermanos y primamos que salgan juntos para no romper su vínculo", explica la directora. Resalta que, pese a la dificultad, "se dan casos de familias que acogen a estos grupos. Hay una señora que lo ha hecho con seis".

Los datos han mejorado, pero según los responsables del área se necesita "mucho más". Es verdad que mientras el número de niños en el sistema de protección disminuye, la acogida familiar ajena aumenta, pero en estos momentos aún hay 864 menores en centros mientras en el banco de acogimiento sólo hay "una o dos familias" que están con los trámites. Es decir, cero hogares ajenos para casi 900 niños esperando. A diferencia de este año, a finales de 2016 habían ocho familias formándose para iniciar el proceso.

Los coordinadores del proyecto resaltan que, pese a las cifras, "no todos los menores son susceptibles a ser acogidos", puesto que muchos pasan los fines de semana y vacaciones con sus padres biológicos y otros, por edad, deciden quedarse en los centros, entre diferentes casos particulares. Morales refleja su satisfacción por lo conseguido, pero centra sus expectativas en "seguir avanzando".

La responsable de Protección al Menor apunta que el principal objetivo a cumplir a partir de ahora es que "no haya ningún niño de seis años a diez, o en adelante, en centros". Explica que los adolescentes "son ahora la prioridad", porque es un acogimiento menos frecuente, "más complejo", ya que la demanda se centra en los más pequeños.

La necesidad de que los niños se críen en familias reside en que, según los expertos, estos se desarrollan mejor. Insisten en que 165 niños menos han sido acogidos por algún familiar biológico en los últimos tres años porque, en muchos casos, no pueden hacerse responsables. "Es importante que estén rodeados de amor y estabilidad", agrega Morales. El niño debe ser tratado como uno más de la familia y los acogentes tienen que tener los recursos y capacidades necesarias para cubrir sus necesidades. Además del voluntariado, estas familias cuentan con un respaldo económico y apoyo durante todo el proceso por parte de los expertos de la Consejería de Políticas Sociales.

Aquellos que, tras pasar una entrevista, un proceso de formación y después de recibir el visto bueno del equipo técnico, estén listos para acoger, deben tener claro que este proceso no incluye la adopción. "Los niños mantienen contacto con sus familias biológicas y el objetivo es que estén protegidos por los acogentes hasta que sus padres estén de nuevo en condiciones para hacerse cargo de ellos", puntualizan en Menores. De hecho, dice, "hay pocos niños susceptibles a la adopción, ya que tienen su familia, con la que tienen contacto y llevan a cabo visitas. Además, trabajamos tanto con los menores como con sus padres biológicos y los de acogida para favorecer la reintegración". Garantizan que el año pasado hubo en total siete reintegraciones.

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