La parálisis en la que ha estado sumida la instalación del gas en Canarias "ha aburrido" a los empresarios implicados en el proyecto, según confiesan algunos de ellos, cuya impotencia, unida a la situación de crisis, ha determinado su salida del accionariado de Gascan para que entre Enagás, especializada en la construcción de estas infraestructuras.

El capital de Gascan estaba inicialmente compuesto por un 47,18% de Endesa, 10,88% de la sociedad pública Sodecan, dependiente del Gobierno canario, y 41,94% de los empresarios isleños. Este último porcentaje pasó el pasado mes de septiembre a manos de Enagas, pendiente de que la Comisión Nacional de a Competencia dé el visto bueno a la operación.

Los empresarios de las Islas "nos hemos visto impotentes", admitió el consejero delegado de Gascan y constructor tinerfeño Antonio Plasencia, que insistió en los "obstáculos" de la implantación del gas, pese a ser, en su opinión, "un beneficio para las islas, al evitar bastante polución y para abaratar la energía". "La regasificadora no entraña ningún peligro. Es como una refinería, pero en menor escala", apostilló. El presidente de la patronal de Tenerife, José Francisco, añadió, por su parte, que los empresarios "llevaban 10 años con el dinero inmovilizado" y resaltó la venta de la participación empresarial a Enagás, que "tiene más músculo financiero".