La revolución que está sufriendo este verano el Herbalife Gran Canaria deja una plantilla casi nueva, donde la mitad de los jugadores serán nuevos fichajes -han llegado cinco y aún falta el base-. Y ahí, en el juego exterior, el lugar donde se concentró gran parte de los puntos que bebió el Granca la temporada pasada, el Granca ha sufrido una mutación importante.

Porque con el adiós de Sasu Salin, que jugará el próximo año la Euroliga con el Unicaja Málaga, y el fichaje de Marcus Eriksson, procedente del FC Barcelona, -dos movimientos que el club oficializó en la mañana de ayer-, el Herbalife ha terminado con su bloque de aleros para la próxima campaña. Un combinado de exteriores que cambia la fisionomía y, en parte, las cualidades del juego exterior del Herbalife Gran Canaria.

La operación estrella es el fichaje de DJ Seeley. El escolta, que completó hace dos cursos media temporada con el club amarillo, llega con un perfil que hasta ahora no tenía el Granca. Porque Seeley es un escolta capaz de anotar usando mil métodos; tan capaz es de lanzar desde la larga distancia, liberado o fabricándose sus propios tiros -39% de acierto el curso pasado-, como de sortear rivales camino del aro para finalizar con penetración.

La pasada campaña Seeley vivió un año convulso en el Maccabi Tel Aviv. A pesar de que el equipo hebreo no consiguió grandes cotas dejó buenos números: 8.2 puntos, 2.4 rebotes y 2.4 asistencias. Todo en 54 partidos -repartidos en 28 de la liga israelí y 26 de la Euroliga-. Sus números son un reflejo de sus múltiples capacidades que ya demostró en Gran Canaria hace un par de cursos. Anota, pero también asiste: más de dos pases de canasta de media en la última temporada con el Maccabi. Una cifra notablemente superior a la de sus sucesores en el puesto de dos: Kyle Kuric y Sasu Salin (ambos con 0.8 asistencias por partido).

A priori, DJ Seeley se convertirá en referencia ofensiva de este Herbalife Gran Canaria. Ese aluvión de puntos que antes brotaba de forma natural desde los dedos de Kyle Kuric, Ben Hansbrough, Jaycee Carroll o Carl English -solo por recordar las últimas campañas- pasa a Seeley. Una responsabilidad de hombre de puntos que puede asumir a la perfección.

Si Kyle Kuric y Sasu Salin eran una tiradores más que fiables, Marcus Eriksson, el último fichaje amarillo, también puede presumir de esa condición. Porque el exterior sueco -puede actuar tanto de alero como de escolta- posee una buena mirilla para la larga distancia. Sus números en el FC Barcelona Lassa durante esta temporada lo acreditan: 42.5% de acierto de media durante todas las competiciones a lo largo de 57 encuentros. -Liga Endesa (33), Euroliga (22) y Copa del Rey (2)-.

Los números del pasado le siguen dan más crédito desde el perímetro. En su temporada donde jugó más minutos en Liga Endesa, como cedido en el Manresa, el alero de Uppsala dejó un buen 38% desde el 6,75; en su último año en el filial blaugrana, un extraordinario 50.1% de triples por dentro. Su momento: lanzar liberado o saliendo desde bloqueos. Ahí lo clava.

Con dos metros de altura tiene mejores condiciones para el rebote que Salin. No obstante cuenta con un notable déficit con respecto al finés: su energía defensiva. Porque el escolta nórdico era un auténtico especialista a la hora de tirar de piernas e incomodar a su rival. Una tarea en la que puede mejorar gracias a sus condiciones físicas -envergadura y piernas suficientes para contener rivales-. El pasado año, en un curso difícil para el Barça, promedió 4.7 puntos y 1.4 rebotes. Eriksson apenas promedió 13 minutos en pista con Georgios Bartzokas en el banquillo.

Y en el puesto de alero, tras el adiós de Royce O'Neale, que puso rumbo al Zalgiris Kaunas, ha llegado Shaq McKissic, otro alero estadounidense. La contratación del exterior de Seattle parece la más abierta de todas. Procedente del Usak Sportlif -tercero por la cola de la liga turca, con 6 victorias y 22 derrotas-, sus números asombran: 15.34 puntos, 5.2 rebotes y 2.5 asistencias en 41 partidos -incluyendo 26 de liga, 11 de Champions League y 4 de Europe Cup-.

En el Usak poseía de todas las responsabilidades ofensivas. Lo de sumar puntos siempre ha ido con él a lo largo de su carrera: 15.9 puntos en el Pesaro de la Lega A italiana; 16.1 en el Changwon de Corea del Sur o los 12.4 de su último año en la Universidad de Arizona State. Su poderío físico -196 centímetros y casi 100 kilos de músculo- le permiten rebotear -5.2 por partido el último año- y entrar a canasta y machacar. Además, también tiene algo de mano. Todo para completar una transformación en el Granca.