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Cine 'Mustang'

Las vírgenes musulmanas

Las vírgenes musulmanas

En el magnífico ensayo titulado Superman es árabe que la escritora libanesa Joumana Haddad escribió sobre el degradante sexismo imperante en el mundo islámico hay mucho de reflexión sobre lo vacías que están las mentes de quienes deciden imponer, por la fuerza, sus ideas acerca de Dios, el matrimonio, el sexo, etc., a las mujeres: "Hay hombres que dicen a las mujeres: Te respeto, te apoyo, soy solidario contigo, y te protegeré para toda la vida. Esto es lo que Dios manda, y tienes el derecho a esperarlo de nosotros. Pero confunden el derecho con la condescendencia, el apoyo con la represión y la solidaridad con una insultante palmadita en el hombro. Y sobre todo confunden los mandamientos de su dios patriarcal con el aplastamiento de los más fundamentales derechos humanos".

Viene todo este largo preámbulo a cuento del estreno este domingo en los multicines Monopol, pasados los fastos del 16º Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, de la película Mustang, dirigida por la cineasta turca Deniz Gamze Ergüven. La película narra la historia de cinco hermanas turcas huérfanas que disfrutan de haber terminado el curso escolar y aprovechan el verano para meterse con algunos compañeros en el mar, un juego inocente que se convierte en un desencadenante de cambio para la vida de las cinco adolescentes protagonistas, que a partir de este momento no sólo verán mermada su libertad y derechos sino, lo que es peor, sus ilusiones.

Mustang es un envolvente y sugerente drama sobre la condición femenina en Turquía, que cautiva por su atmósfera embriagadora y su desgarrador guión. Con unos diálogos tan ricos como sencillos, y unas actrices en estado de gracia que se fusionan perfectamente con el medio en el que viven, Ergüven mantiene una tensión ciertamente optimista (las chicas se rebelan, escapándose varias veces del encierro al que las somete su abuela y su tío en una aldea remota de Turquía, junto al Mar Negro), deja que su película quede bañada por la estética hipnótica de sus fotogramas en contacto con las emociones más intensas, pero no carga las tintas: deja simplemente que los personajes actúen espontáneamente dentro de unos límites impuestos.

Sin perder nunca de vista la realidad, pero sin caer en fáciles pinceladas neorrealistas como Las vírgenes suicidas de Sofía Coppola o Picnic at Hanging Rock de Peter Weir, Mustang demuestra que un rayo de sol se ha colado por la negrura de la desesperación de la mujer musulmana. Mustang es una de esas películas que no se olvidan fácilmente y que van aflorando poco a poco con pequeños detalles, como la mirada inocente de Günes Sensoy, una pequeña actriz a considerar, en algún lugar (de difícil descripción) entre Ana Torrent y Natalie Portman.

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