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Gerardo Olivares: "No me planteo rodar en un plató; lo mío es la naturaleza"

El director cordobés rueda 'El faro de las orcas' con Maribel Verdú en Fuerteventura - "En España no se ha explotado este cine", apunta

Roberto 'Beto' Bubas participa en un rodaje en el que el actor Joaquín Furriel interpreta su vida. CARLOS DE SAÁ

"Fuerteventura es un paraíso", aseguró el martes pasado el cineasta Gerardo Olivares, un director cordobés que ha desarrollado su carrera a partir de sus orígenes como documentalista y su profundo amor por la naturaleza. Desde el día 6 de abril rueda El faro de las orcas, de Wanda Visión, entre Sotavento, Las Playitas y Costa Calma. Maribel Verdú y los argentinos Joaquín Furriel y 'Quinchu' Rapalini protagonizan una película, basada en hechos reales, en la que un niño con autismo se encuentra con 'Beto' Bubas un guardafauna de la Patagonia argentina que se baña, comunica y juega con orcas salvajes.

La naturaleza, la vida animal y los pueblos indígenas constituyen el terreno argumental en el que se desarrolla el trabajo de Gerardo Olivares, cuyo mayor éxito de taquilla hasta el momento es Entre Lobos (2010). "Yo me siento muy a gusto en este medio. Aquí están mis raíces y en la ficción he querido mantenerme en este campo", explicó. Y es que la carrera de este director cordobés, con una veintena de títulos documentales, cuatro películas de ficción y el honor de ser el primer español en ganar la Espiga de Oro en la Seminci de Valladolid, comenzó en 1987, con apenas 20 años de edad y un viaje en Vespa al Polo Norte; para seguir a un grupo de nómadas en Laponia. Un año después, Olivares recorrió el desierto del Sáhara con un Seat Panda y, posteriormente, su primer gran proyecto documental le llevaría a recorrer América, desde Alaska a Tierra del Fuego, con La ruta de las Córdobas (1992) para facturar una serie de ocho capítulos con TVE. En 1994 realizó un proyecto similar, esta vez en África, con La ruta de los exploradores. El planeta es para este director un gran plató de cine.

"No es que de pronto decidiera hacer cine de esta manera", explica el cineasta. "Yo vengo del documental y nunca en mi vida pensé que me fuera a dedicar a la ficción", añade. El momento de la revelación llegó entre 2001 y 2002, cuando rodó El desierto de los esqueletos, producido por El Deseo, en el que seguía la historia de un niño tuareg de 12 en el Norte de Níger y, cuya familia, comerciantes de sal, realizan cada año un viaje de 40 días en el desierto del Teneré, en el Sáhara, con sus caravanas de camellos.

"Este niño iba a realizar su viaje iniciático y yo me uní a la caravana, pero al quinto día ya no sabía qué rodar, porque cada día era igual al anterior", explica Olivares. En la caravana viajaban cinco personas y al quinto día, el director comenzó a escribir pequeñas situaciones e historietas con estos como protagonistas. "Así, por lo menos, me entretenía haciendo algo diferente y el caso es que cuando volví de ese viaje y empecé el proceso de edición me gustaron más aquellas historias de ficción. Eso me gustó. Me di cuenta de que en vez de esperar a que las cosas sucedieron, como sucede en los documentales, podía provocarlas".

En ese momento nació el proyecto de La gran final, su debut en el terreno de la ficción y de la mano de José María Morales, productor y fundador de Wanda Visión, con el que ahora, en la cuarta película juntos, rueda en Fuerteventura El faro de las orcas. Un año después de La gran final (2006 -en el que entrelazaba tres historias sobre personajes que habitan lugares remotos y que comparten la necesidad de ver la gran final de un mundial de fútbol-, Olivares se llevó la Espiga de Oro del festival de Valladolid con 14 kilómetros (2007), la primera película española que obtuvo el máximo galardón en la Seminci y que recoge la historia de una niña de Mali que huye de un matrimonio concertado. En 2010, llegaría su mayor éxito de taquilla con Entre Lobos, basado en la vida de Marcos Rodríguez Pantoja, un niño de la posguerra que sobrevivió, tras ser abandonado, en la Sierra de Granada con la única compañía de una manada de lobos.

"Cuando hice esta película y vimos que en taquilla funcionó bastante bien (con medio millón de espectadores en las salas), me dije que, a lo mejor podría explotar un tipo de cine que en España no se ha explotado tanto, como sí sucede en Francia donde este género cuenta con dos millones de espectadores", valoró.

Gerardo Olivares reconoce influencias en su cine de autores con una profunda conciencia ecologista como Jean-Jacques Annaud -autor de El oso, Enemigo a las puertas, El nombre de la rosa o Siete años en el Tibet- o el también francés, aunque nacido en Dakar, Nicolas Vanier, otro director y aventuro, conocido por títulos como Belle y Sebastián, Loup o El último cazador, o clásicos del Western como John Ford. "Pero bueno, respecto a las películas en las que la naturaleza es la protagonista, las que más me han marcado son El oso de Annaud y Hacia ruta salvajes, del actor Sean Penn".

A Olivares le interesan las historias al límite y en el que el hombre y la naturaleza aprender a coexistir en armonía. En Entre Lobos, Marcos sobrevive al asumir el modo de vida de un lobo. Y en El Faro de las orcas, Tristán, personaje autista que interpreta el niño 'Quinchu' Rapalini, encuentra una vía para expresar sus sentimientos a través de las orcas de Beto Bubas, cuyo papel encara Joaquín Furriel.

En el rodaje que se desarrolla en Fuerteventura, en el que la geografía majorera se convierte en la agreste Patagonia de Península Valdés, el único lugar del mundo donde se puede ver a esta especie de la familia de los cetáceos cazar con una técnica de varamiento, se impone la figura de este guardafuana y su relación con las orcas.

"Beto es uno de estos personajes anónimos que existen por el mundo y que tienen una relación con la naturaleza muy fuerte, muy especial y muy cercana", explica el director. Oliveros argumenta que no busca una moraleja en sus proyectos sino contar la historia de personas y la necesidad que siente el ser humano a la hora de encontrar una estabilidad mental en la naturaleza. En este sentido, Olivares siente como relevante plantear un reconocimiento a la labor conservadora de Beto Bubas y, por otro, "creo que es una manera de hacerle ver a la gente que ese contacto con la naturaleza es importante para encontrar ese equilibrio que muchas veces en la ciudades no encontramos".

Ahora acaba de finalizar el trabajo con Maribel Verdú, "un lujo que tiene 70 películas detrás suya por lo que le tienes que decir poco como director". Además, rueda secuencias complicadas y costosas en Costa Calma con varias orca animadas por DDT Efectos de David Martí y Montse Ribé, ganadores de un Oscar por su trabajo en El laberinto del fauno. La película cuenta con un presupuesto de 5 millones de euros y se estrena en 149 cines el 25 de noviembre.

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