La prestigiosa editorial nacional Renacimiento publica una antología poética del universo lírico, irónico y cotidiano de Pedro Flores, compilada por el poeta valenciano Vicente Gallego bajo el título Salir Rana (Renacimiento, 2016). "Los poemas son míos pero el libro es de Vicente, porque él hace una selección y una relectura de toda mi obra y, con la nueva disposición de los textos, surge un libro nuevo", manifiesta el poeta grancanario, que presentará la antología hoy en el Museo Poeta Domingo Rivero, acompañado por el escritor Alexis Ravelo.

Este lanzamiento nacional aúpa el nombre de Pedro Flores al podio de los grandes literatos que publica Renacimiento al abrigo de su colección Antologías, en la que desfilan clásicos como Lezama Lima, Oliverio Girondo, Vicente Huidobro o Rosario Castellanos, así como grandes poetas españoles contemporáneos, como Felipe Benítez Reyes o Luis García Montero. "Me parece una colección muy bonita para la edición de poesía y, cuando me hablaron de esta posibilidad, lo vi como algo lejano, casi inalcanzable", admite. "Este libro abre puertas a mis escritos porque publicar poesía, aunque hayas publicado mucho anteriormente, siempre cuesta. La poesía es un género minoritario, y creo que debe seguir siéndolo, porque tiene pocos lectores, pero son lectores fieles".

La antología Salir Rana contiene poemas de los ocho títulos publicados -más uno inédito- de Flores, fraguados a lo largo de sus 30 años de trayectoria poética, que son Nunca prendimos París (1998), La poética del fakir (1999), Al remoto país donde sonríes (2006), Al este del desdén (2008), La poesía debe ser como la bala que mató a Kennedy (2011), El último gancho de Kid Fracaso (2012), Como un león de piedra en el arqueológico de Bagdad (2011), Como pasa el aire sobre el lomo de una bestia (2014) y El don de la pobreza (inédito), toda vez que estos últimos conforman el grueso de la antología.

"Y eso me alegra doblemente, porque Cómo pasa el aire... no tuvo mucha distribución. Los libros de poesía, ya de por sí, tienen una distribución escasa, pero la de este lo fue todavía más", señala.

La selección incluye poemas de un libro completamente inédito, El don de la pobreza, sobre el que afirma que "en principio, no tiene una salida inminente". "También estoy especialmente contento por ese lado, porque este inédito reúne mis últimos poemas y uno siempre se queda con lo más reciente como lo más representativo", explica. Sin embargo, Flores asegura que son más los versos en los que se reconoce que en los que se desconoce cuando desanda su obra. "No me queda más remedio que reconocerme en mis poemas, porque los perpetré yo", revela, entre risas. "Normalmente, con el paso del tiempo, uno se va distanciando de su obra, pero me reconozco especialmente en esta antología porque más de la mitad la forman mis textos últimos".

Con respecto a los criterios de selección de Gallego, el poeta declara que "evidentemente, como autor, hay textos que tal vez yo no hubiera seleccionado, mientras que se quedan fuera otros que, en mi ingenuidad, me parecía que podían estar". En este sentido, el autor revela que "se me ocurrió el otro día que toda antología es un naufragio, porque parece que se salvan ciertos textos de la nave mayor, que es todo lo que uno ha escrito". "Claro que me he ido distanciando de lo que escribí hace más de 20 años; sobre todo, en el plano estilístico, pero no tanto en el ideológico o en el concepto que pueda encerrar un poema. Entiendo que eso es lo normal".

Y al revisar su inventario poético en la distancia, arguye que "tal vez la obra de un poeta sea un reguero de poemas que comienza en los primeros versos y llega a lo último que ha hecho, que tal vez se convierta, a su vez, en el reguero de posibles poemas futuros". "La poesía es la búsqueda continua de un poema perfecto que no existe", concluye Flores. "Entonces, es probable que todo poema sea un fracaso, desde el punto de vista del autor, que, por supuesto, nunca es el mismo que el del lector".