El historiador y sacerdote Julio Sánchez analiza la labor del obispo Luis de la Encina y su paje Antonio Pereira en dos libros que presenta mañana martes, a las 20.00 horas, en el patio de los Naranjos de la Catedral de Santa Ana. Sánchez, que estará acompñado del catedrático de Historia Moderna y exrector de la ULPGC, Manuel Lobo, analiza el trabajo del que fuera obispo de Arequipa (Perú) entre 1810 y 1816, al que añade los documentos que Pereira fue acumulando mientras acompañaba al prelado.

"Comencé a escribir la vida de Luis Gonzaga de la Encina en enero de 2016, con motivo de cumplirse 200 años de su fallecimiento", recuerda Sánchez. "Yo visité Arequipa en el año 2002 y quedé encantado de su belleza, de sus monumentos y de la cordialidad de sus habitantes, que me acogieron con mucho cariño. Carmen Gloria Díaz Jara, directora del archivo arzobispal, me facilitó fotocopias de diversos documentos de los libros capitulares y de las visitas pastorales. Adquirí en Arequipa y en Lima los libros más significativos sobre la historia de la Iglesia del Perú", añade.

Durante la estancia del obispo en Canarias y Perú, se inicia la Guerra de la Independencia tras la ocupación de los ejércitos napoleónicos y el cautiverio del rey Fernando VII. Al mismo tiempo, en varios países de América pertenecientes al reino español, prende el movimiento rebelde y revolucionario independentista. Después de la muerte de Fernando VII, el liberalismo anticlerical predominará en los gobiernos de la monarquía de Isabel II. El obispo Luis de la Encina se vio envuelto en los dos primeros acontecimientos, mientras que su paje Antonio Pereira en los tres.

Tras ir acumulando multitud de documentos, Sánchez se dio cuenta que tenía que publicar dos tomos dedicados al obispo y su paje, respectivamentes. "No podría ser de otro modo", señala. "Porque entre ambos personajes hubo un estrecho y excepcional vínculo paterno-filial, que reclamaba una biografía conjunta".

De Luis de la Encina se incluyen sus sermones, oraciones fúnebres y rogativas, además de sus cartas y edictos pastorales durante su pontificado en Arequipa en las que expresa su fidelismo a la corona española y su oposición al movimiento revolucionario. "De la Encina creó en Canarias juntas provinciales durante la invasión napoleónica para defender la patria, una en Gran Canaria y otra en Tenerife", recuerda. "En Arquetipa se mantuvo fiel a Fernando VII y defendió la españolidad del Perú frente al movimiento independentista al que se adhieron otros clérigos".

De Antonio Pereira Pacheco se incluye su ingente obra escrita y la mayor parte de sus dibujos y pinturas, en total más de trescientos. "Pereira describe Lima tal y como era a pricnipios del siglo XVII y dibujaba todo lo que veía. A la vuelta a Canarias trajo el corazón de De La Encina que está en la catedral", añade.

Este libro supone el quinto de Julio Sánchez, dentro de la colección Pastor Bonus dedicada a las biografías de los canarios que fueron obispos en América, "pastores que entregaron su vida al servicio de aquellos pueblos tan hermanados con los habitantes de estas Islas Canarias", aclara.

Once canarios han sido obispos o arzobispos en sedes americanas, y Sánchez ha escrito hasta el momento de lo canarios fray Vicente Peraza, Juan López Agurto de la Mata y Francisco Pablo de Matos Coronado. "También escribí la de Pedro Moya de Contreras, quien, aunque nacido en los Pedroches, Córdoba, fue maestrescuela de la catedral de Canarias y luego inquisidor de la Nueva España, arzobispo de México y virrey del Perú", añade.