Invencibles es su cuarto álbum en solitario. ¿Qué nuevos caminos o cambios de dirección imprime en este viaje?
Este es un disco más vitalista que los anteriores, pero es, sobre todo, más autobiográfico. Yo nunca he sido muy propenso a revelar detalles de mi intimidad, sino que, normalmente, he mezclado aspectos de mi vida con vertientes más fantásticas, donde se difuminan la realidad y la ficción. Sin embargo, en Invencibles pierdo por fin el miedo y la vergüenza a mostrarme como soy. Y creo que, por eso, el disco ha conectado con más gente. Mientras mis discos anteriores, como Baile de disfraces, eran más enérgicos, Invencibles registra más claroscuros, pero con eso no me refiero a que haya perfilado un disco más nostálgico, pero sí que tiene una vuelta más hacia dentro.
¿Cómo afrontó el proceso creativo de un proyecto de corte tan personal?
En que hice un disco a partir de idea de inmediatez. Realmente, siempre acabas diciendo de todos los discos que el último es el más personal, pero este es el más sincero porque es un disco muy inmediato, poco reflexionado y poco reposado, porque es para el que menos tiempo me he tomado. Y siento que ese proceso más directo, más orgánico y más libre se refleja en el resultado, porque es un disco que parte más de la esencia, de lo que soy yo.
¿A qué obedecía esa prisa para componer el disco?
Más que prisas, tenía muchas ganas, porque sentía que tenía una historia que contar y no quería que se diluyera en la burocracia discográfica y que perdiera su fuerza en el proceso. Por eso, desde que tuve claro lo que quería contar con respecto a lo que había hecho hasta ahora, me puse una fecha para girar y, sin presionarme, dejé atrás las trabas y los filtros para empezar a darle forma al proyecto.
¿Quiénes son los protagonistas 'invencibles' de esta historia?
En realidad, el título de este disco es más intuitivo que el resultado de una explicación práctica. Pero Invencibles quiere contar o, más bien, sugerir, muchas cosas en una y que, a grandes rasgos, se resume en querer hablar de superaciones y de ir superando fases. Por eso aposté por un título con un punto épico y con una imagen fantástica, que recuerda a una película de superhéroes. Y como el disco refleja el momento que estaba viviendo, también hace referencia al conjunto de mi generación que, tanto en lo musical como en general, ha tenido que pasar por mil y una, en un contexto en el que ha sido muy difícil ubicarse y en el que, al mismo tiempo, hemos conseguido crear ese espíritu de que se pueden superar las cosas. Ojo, me gustaría subrayar que esto no lo convierte en un disco de autoayuda, sino de ir superando barreras, que es el espíritu que está en la esencia de todas las canciones.
En este disco vuelve a optar por la vía de la autoedición. ¿Se debe a una cuestión de libertad o de principios?
No tengo nada en contra de las discográficas, pero preferí emprender esta aventura solo, sin depender de los ritmos ni de los calendarios de un sello. Las compañías discográficas hacen su trabajo y, a menudo, multiplican la proyección de un producto, pero yo quise apostar por mi capacidad para decidir sobre mi tiempo y para reinventar las normas, aunque el proceso fuera más lento y con menos apoyos, porque también quería ese extra de incertidumbre. Por eso, empecé a presentar el disco en directo inmediatamente después de grabarlo, porque sentí que ese torrente de ilusión se hubiera perdido en los timings de una discográfica.
¿La autoedición le proporciona más libertad creativa?
En mi caso, no. Nadie me ha dicho jamás lo que tengo que hacer, aunque también es cierto que nadie que haya apostado por mí lo ha hecho sin saber cómo soy en este sentido. En mi caso, únicamente he querido tomar yo mismo las riendas de mi proyecto y decidir libremente sobre mis propios pasos.
Después de siete años asociado con Macaco, su nombre ya se inscribe en el circuito de la nueva generación de cantautores. ¿Cuál es su relación con el género y cómo valora su situación en el panorama musical actual?
Ni me molesta, ni me asusta, ni me limita que me etiqueten como cantautor. Incluso, me gusta, aunque no sé si lo soy [Risas]. Sí es cierto que, durante un tiempo, se asociaba siempre un "pero" al hecho de ser cantautor: "Es un cantautor, pero...", y que encapsulaba al género un poco desde el prejuicio. Sin embargo, ahora se da una gran variedad de estilos y fusiones dentro del circuito, con artistas que hacen cosas muy diferentes y que funcionan muy bien, como, por ejemplo, El Kanka, Andrés Suárez o Rozalén, que son grandes cantautores, pero con una diferencia abismal de estilos, que coinciden en el hecho de que todos hacen canciones.
¿Y cómo define el estilo de Mr. Kilombo?
Me resulta más fácil decir qué no es que lo que es. Sé que, dentro del género de cantautor, lo que hago es más movido y más enérgico, pero tampoco es fusión, ni es pop. Tal vez se acerque más al folclore latinoamericano y se identifique con los estilos de referentes como Silvio Rodríguez o Kevin Johansen, aunque también bebo de Bob Marley o de Los Beatles, por supuesto, aunque no soy nada fanático ni militante. Supongo que, al tener este lenguaje tan particular, no necesito dotar a mi música de la uniformidad de discurso que quizás necesiten otros proyectos. Sencillamente, a partir de las letras, he ido componiendo un repertorio desde mi parcela más personal y, luego, a medida que van naciendo las canciones, he ido montando mi historieta. En el caso concreto de este disco, me he permitido experimentar y jugar con los sonidos de forma más libre, porque esa esencia también está en las letras.
