Con Carlos Aranda en buena forma, las opciones de ascenso se multiplican. El andaluz lo demostró el pasado sábado, cuando convirtió a un equipo deprimido y plano en uno vertical, con las ideas claras y con gol. No fue él el encargado de transformar los tantos, pero sí los regaló, primero con un desmarque y después con varios regates. Fue, por fin, el delantero que se esperaba cuando se le fichó al borde del cierre del mercado de verano, y al que las continuas lesiones han impedido participar con regularidad. Apenas ha jugado diez partidos de Liga, sólo uno completo, otros cuatro como titular y el resto desde el banquillo.

Para encontrar su mejor versión, el cuerpo técnico ha llevado a cabo un trabajo específico con él. Después de las cinco lesiones que ha sufrido, todas ellas en la misma zona de la pierna izquierda -el gemelo o el sóleo-, el andaluz tenía sobrepeso. Nunca ha sido un jugador especialmente delgado para mostrar su mejor versión, de hecho su corpulencia le ayuda en sus batallas con los centrales, pero se le notaba con más peso de lo habitual. Sin embargo, por primera vez en toda la temporada lleva un mes sano y han sido habituales las dobles sesiones que ha llevado a cabo asistiendo al gimnasio por las tardes después del entrenamiento sobre el césped con el resto de los compañeros. En el cuerpo técnico destacan su sacrificio en las últimas semanas, un esfuerzo que se ha visto recompensado en su imagen tanto física como deportiva. El sábado lo demostró con una evidente mejora en su estado y en su rendimiento.

En Jaén ya se le vio más delgado y resistió los noventa minutos, pero entonces estuvo desaparecido y su actuación no fue tan acertada como la de otros compañeros como Tana, Asdrúbal o Momo. Por eso, quizás, Lobera le dejó en el banquillo para recuperar en el once a Juan Carlos Valerón. Pero en la segunda parte volvió a entrar por el de Arguineguín, como ya hizo frente al Real Madrid Castilla, dando una imagen radicalmente diferente a la del mes de diciembre.

En el club entienden que, después de un mes dando pequeños pasos hacia adelante, en los que ha recuperado una buena forma física, en el último tramo de temporada se va a apreciar, si las lesiones le siguen respetando, al mejor Aranda. Y eso es mucho. El andaluz es, por condiciones, el mejor delantero de la UD pese a que el gol no es su mejor cualidad. De hecho, en los diez partidos de Liga disputados sólo ha transformado un tanto, pero ha entregado en cambio cinco asistencias.

Es un delantero que gusta mucho a Sergio Lobera, pues le ha dado minutos hasta cuando no se encontraba en las mejores condiciones, incluso alineándole por delante de Chrisantus cuando el nigeriano llegaba en mejor forma -frente al Tenerife y al Mallorca-. Su calidad sirve para dar profundidad y continuidad al juego de posesión del equipo. Así, en el tramo final será un jugador decisivo para la UD Las Palmas. Después de ser ampliamente silbado y transformar esos pitos en aplausos, empieza una nueva relación entre Aranda y la grada. Y, si no se vuelve a lesionar, todo apunta a que escuchará muchas ovaciones más.