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Balonmano Un club de cantera

A reverdecer laureles

El Romade King Hogar trabaja con más de 200 niñas con el objetivo, sueño e ilusión de devolver a la capital grancanaria el balonmano femenino de élite, como hubo décadas atrás

A reverdecer laureles

Los viejos rockeros nunca mueren. Y Román Delgado es un vivo ejemplo de ello. Dicho así, por su nombre de pila, Román Delgado Déniz (Mogán, 28/2/1958), a muy pocos les sonará y casi nadie le identificará. Porque este viejo rockero del balonmano de Gran Canaria es popularmente conocido como Molina, y de esa forma sí que le reconocen en todos los ámbitos deportivos de la Isla.

Valga como anécdota sobre lo dicho, la ocurrida con doña Carmen, su madre, allá por los finales de los años setenta del pasado siglo. "Llegaron a casa de la Policía Local para entregarme la citación de la mili. Preguntaron por Román Delgado, y mi madre, la pobre, les dijo, "aquí no vive ningún Román. Delgado Déniz si son mis hijos, pero no me suena Román", hasta que cayó en la cuenta y dijo: "Ah, espere, mi niño, claro, se refiere a mi hijo Molina", y entonces recogió la citación".

Una anécdota que define lo asumido que tiene que todo el mundo le llame y le identifique por Molina, un sobrenombre que le ha acompañado toda su vida. "Cuando yo era pequeño, había un cantante que se llamaba Antonio Molina, el de la canción Soy minero, entre otras muchas, y yo siempre decía que era él cuando estaba allá en Mogán y hasta cuando con casi diez años nos trasladamos a Las Palmas de Gran Canaria lo seguía diciendo, y así me quedé, porque así me conocen todos".

El idilio de Molina con el balonmano -ha sido jugador, entrenador y prácticamente de todo en este deporte, aunque ha practicado otros- se remonta a más de cuarenta años atrás. "Comencé como jugador en el colegio Calvo Sotelo con José Hernández y Paco Álvarez, que llevaba el femenino y fue subcampeón de España en la 69-70 y terceros al año siguiente en Galicia", señala Molina, que durante treinta y pocos de esos años se ha dedicado a impartir sus conocimientos desde el banquillo.

Primero con aquel equipo primigenio que nació al socaire del colegio Calvo Sotelo -en Las Rehoyas- y, después, tras muchas vicisitudes, pasar por otras varias denominaciones hasta llegar a este Romade que, nos consta, subsiste principalmente gracias a la desinteresada y altruista colaboración y aportación económica de una firma comercial canaria: King Hogar, que en las dos últimas temporadas ha hecho lo imposible para mantener a flote al club.

Un club que, entre niñas y niños -el apartado masculino lo coordina Miguel Ángel Curbelo-, aglutina a alrededor de 300 deportistas bajo su manto. Un club, además, que tiene como principal objetivo el tratar de mantener viva la llama del balonmano femenino en la capital grancanaria, donde prácticamente ha desaparecido con el paso de los años, a pesar de haber llegado a tener dos equipos en la máxima categoría nacional décadas atrás.

El nombre de 'Romade'

Nació el nombre de Romade en 2001, porque "ya habíamos cubierto una etapa en el colegio y no había vinculación, por lo que después de muchos días de buscarle una denominación al club y de varios intentos -nos decían que los nombres que habíamos elegido ya existían en otros deportes-, a mi hijo menor se le ocurrió decirme: "Ponle tu nombre, papá", a lo que le dije que como iba a llamar a un club Román. Entonces, me explicó que si le quitaba la última letra y le podía las dos primeras del primer apellido salía Romade, y que era un nombre que le gustaba. Y así se quedó".

Se quedó..., pero en un par de ocasiones desde entonces ha estado a punto de desaparecer. "Son muchos años luchando sin nada. A veces hasta he llegado a pensar que era mejor no ganar nada, porque así no nos clasificábamos para competir fuera de la Isla, puesto que sin dinero no se pueden afrontar los desplazamientos", indica Molina. Sin embargo, en los últimos años el rumbo ha variado un poco y en su cuaderno de bitácora ahora se pueden leer varias entidades y empresas colaboradoras que soportan la situación económica del club.

"La ayuda que desinteresadamente recibimos de King Hogar significa la supervivencia del club y gracias a ellos estamos donde estamos y realizamos esta labor con más de 200 niñas y casi cien niños", señala Molina antes de añadir que "y luego, aunque sean a veces aportaciones simbólicas, pero que para nosotros significan muchísimo, tenemos también ayudas de BP San Lorenzo, Juguetería Sonoan Vecindario, Mass (distribuidor deportivo que nos ayuda con los equipajes), Carnicería Cándido, de Lomo Los Frailes; Bar Los Amiguetes -en la carretera de El Cardón- y el servicio técnico de las máquinas expendedoras Alcaide. Los quiero nombrar a todos porque dependemos de ellos y no sabemos cómo agradecérselo. Son los grandes desconocidos del deporte, pero de los que modestos clubes como el Romade dependen para subsistir y por ello mostramos nuestra eterna gratitud". Muchos de estas desinteresadas ayudas llegan, incluso, de empresas de padres o madres de sus jugadores y jugadoras.

"Y ya que estoy con los agradecimientos", añade Molina, "la familia del Romade quiere agradecer su desinteresada labor en nuestro club de Leoncio Castellano -gracias a él, durante muchos años, hemos podido competir a nivel nacional-, así como la buena sintonía que mantienen los actuales rectores deportivos de las instituciones, como Ayuntamiento y Cabildo, para con nosotros".

Y todo ello sin olvidar, por supuesto, la apuesta decidida de King Hogar con el objetivo de que, ayudando a esta gran base -los equipos desde benjamines a juveniles han sido infinidad de veces campeones de Canarias-, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria vuelva a tener balonmano femenino de elite, como tuvo antaño, en un pasado ya algo lejano.

Es el sueño y la ilusión de un grupo que, encabezado por Molina, conforman gentes del balonmano de toda la vida, como son los casos de Juan Mateo, Dora Hernández, Jessica, Manu, Mario, Víctor y Rayco; sin olvidar a Chicho Calero -excapitán del glorioso Canteras UD, "aunque ahora se ha tomado un año sabático, tras sureciente jubilación", indica Molina- y a Tomás Ruiz -exportero del Escaleritas-, que hace asimismo las labores de gerente de la entidad y coordina toda la labor que el club realiza en las diferentes escuelitas que tiene repartidas por diversos colegios de la zona alta de la ciudad así como en varios de sus barrios periféricos.

El Romade es el último bastión del balonmano femenino en la capital grancanaria y de ahí que la gran apuesta de sus patrocinadores sea la de reverdecer viejos laureles y llegar a la máxima categoría de nuevo para, con ese prometedor futuro de su cantera devolver el balonmano femenino de elite a la capital grancanaria.

En ese empeño están Molina y sus colaboradores y, para ello, cuentan también con el beneplácito de la concejalía de Deportes.

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