La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alen Omic: "Un ojeador me vio condiciones; a los 15 jugaba al fútbol en Bosnia"

"Tengo mucha suerte de que un jugador tan buen profesional como Taph Savané quiera ayudarme", revela el pívot bosnio del Herbalife Gran Canaria

Alen Omic durante la entrevista en el Gran Canaria Arena.

¿Cómo está tras estos primeros meses en Gran Canaria?

Puedo decir que después de este tiempo todo está bien. Estoy muy contento por haber dado un paso más adelante en mi carrera al llegar aquí. Tanto sobre la ciudad como sobre el equipo, no puedo decir más que cosas muy buenas y cada día estoy más contento de poder estar aquí, en Gran Canaria.

Las cosas le van bien de momento...

Sí. Antes de empezar la temporada y de venir aquí a comenzar con los entrenamientos tuve la oportunidad de hablar con algunos jugadores como Taph Savané, Eulis Báez o Albert Oliver. Ellos me han ayudado un montón en conseguir ser uno más, a entender el juego y el club. Son fundamentales para conseguir lo que he hecho hasta ahora aquí.

¿Esperaba ser tan importante para el equipo?

Sinceramente no. Este era mi primer paso fuera, en un país extranjero y desconocido para mí. No sabía cómo funcionaban las cosas por aquí. Pero si tengo que ser sincero, no, no lo esperaba en absoluto.

¿Qué tal la adaptación a la Isla?

Después de tres meses puedo decir que todavía necesito un poquito de tiempo más para adaptarme mejor. Muchos días de mi vida por ahora aquí se basan en entrenamientos, ir a comer, volver a entrenar y regresar a cenar. No conozco mucho todavía. Es difícil hacer una vida normal con tantos entrenamientos y tantos viajes.

¿Y con sus compañeros?

Sí, claro, estoy muy integrado y a gusto con ellos. Casi todos tienen sus familias por aquí, sus esposas, sus hijos, sus novias. Todos excepto Sasu Salin, Oriol Paulí y yo. Vivimos cerca los tres y la verdad que pasamos mucho rato juntos durante el tiempo libre que tenemos por aquí. Además, a Sasu ya lo conocía de jugar con él en el Union Olimpija de Liubliana.

¿Está convencido de que Gran Canaria ha sido una buena elección para salir por primera vez de Eslovenia?

En el verano estuve en la Summer League de la NBA. Ahí mi agente me propuso un par de cosas y él siempre suele elegir lo mejor. Entonces elegimos Gran Canaria. Yo confío mucho en él y creo que este es el mejor sitio que podía escoger para crecer como jugador ahora mismo. Estoy muy contento con la decisión.

¿Cambia mucho la forma de entender el baloncesto de un país a otro?

Sí, tiene muchísimas cosas distintas. Por ejemplo, los sistemas defensivos que se utilizan aquí son mucho más complejos. Además el juego es mucho más rápido, se corre más, la intensidad es más fuerte... En el Olimpija la defensa no se parecía en nada a lo que hacemos.

¿Es eso lo que más le ha costado captar?

Puede que sí, pero como he dicho, la rapidez con la que se desarrolla todo también te sorprende. Cuando te llega un balón, debes pensar con agilidad, saber lo que tienes que hacer casi antes de que te llegue.

¿Qué tal es su relación con el técnico Aíto García Reneses?

Muy buena. Desde que llegué el entrenador me analizó y encontró mis puntos débiles que cree que debo mejorar para crecer. Entonces, desde ese día, hemos empezado a trabajar para corregir esas cosas. Para un jugador las cosas son mucho más fáciles cuando tienes un entrenador que te trata así, que le gusta que aprendas y mejores tus defectos.

¿Pesó mucho que Aíto fuese el entrenador del Granca para que usted viniera aquí?

Sí, completamente. Es un técnico muy respetado.

¿Qué puede decir de Savané? Sus compañeros siempre dicen que es el pegamento de los vestuarios por los que pasa.

Muchísimo. Cuando yo llegué a Gran Canaria, después de acabar el Eurobasket, el equipo ya llevaba algún tiempo entrenando. Había muchos jugadores buenos y la temporada pasada también. En ese momento él me acogió. Yo también me pegué bastante a él. Me da confianza estar cerca suya cada vez que hago algo. Siempre me intenta ayudar a ser mejor, no solo dentro de la cancha sino fuera. Tengo mucha suerte de que un jugador que es tan buen profesional quiera ayudarme.

Usted es esloveno, pero nació en Bosnia, ¿qué pasó?

Con 15 años resulta que yo jugaba al fútbol en Bosnia. Un ojeador de jugadores de baloncesto me vio y pensó que tenía condiciones para este deporte y me quería llevar a Eslovenia para que probase. Mi familia habló con él y les pareció una buena opción. Un mes más tarde estaba allí entrenando. Fue un cambio radical, tenía miedo de lo que podía pasar con aquella aventura. Sin embargo, aquí estoy hoy. Eso cambió mi vida.

Nació en 1993, en plena Guerra en los Balcanes. ¿Le afectó personalmente?

No, gracias a Dios...

¿Ese tiempo convulso le marcó su carácter?

No demasiado. Lo que ha influido en mi carácter, en mi forma de ser hoy ha sido sobre todo mi padre. Mi padre ha sido una persona muy estricta, muy seria, muy trabajadora y ordenada. Siempre me ha deseado lo mejor y por eso me educó con rectitud. Por eso, cuando algo en algún partido me sale mal intento cambiarlo, me propongo siempre hacerlo mejor.

¿Por ejemplo?

Cuando me fui de casa, de Bosnia, fue lo más duro. Él me animó, me dijo que era una gran oportunidad. Me dijo que me fuera y que no volviese, que no dejara de intentarlo, que esa era la oportunidad de mi vida, que lo hiciera lo mejor que pudiera, pero que aguantase.

Tenía 15 años, pero ¿cuándo se dio cuenta de que podía vivir de esto?

Cuando obtuve mi primer salario en Eslovenia. En ese momento creí que igual podía vivir de esto, tener un futuro. Además, dejé de depender económicamente de mi familia, de mis padres. Ahora quizá seré yo el que les podrá ayudar.

¿Cómo entiende ahora el baloncesto?

Es todo. Es mi modo de vida, mi pasión, todo. Cuando me fui a Eslovenia a empezar a jugar era para esto. Ahora estoy aquí y me lo tomo como debe ser, como mi vida.

Aquí se ha ganado a la aficióncon su carácter.

Desde el primer partido recuerdo cómo animaba la gente. Aplaudían y gritaban mi nombre por todo. En ese momento ya me sentí como parte de este equipo, de Gran Canaria en general.

¿De dónde le nacen esos gestos que siempre hace hacia el público?

Lo primero que tengo que decir sobre la afición es que es increíble, les doy las gracias. Esos gestos los hago porque quiero transmitir a la gente lo que siento cuando juego. Es una manera de pasarles mis ganas y mi energía. Cuando escucho ese "vamos, vamos". Me encanta motivar al público. Ellos son el sexto jugador.

¿Y si los árbitros empiezan a cogerle la matrícula?

Me equivoqué una vez, es cierto y pido perdón por ello. Espero que no pase más. La emoción del momento me hizo hacer aquello. Después de eso hablé con Taph Savané y me explicó que tengo que canalizar todo eso, saber cuándo usar mi energía.

¿Sueña con la NBA?

Creo que cualquier jugador de baloncesto sueña con llegar ahí un día. Cualquier deportista siempre piensa en dar cada día un paso más en su carrera. Yo también.

¿Y qué sueña con el Granca este año?

Confío en el equipo, sé que podemos hacer una buena temporada. Por eso espero llegar lejos en la Liga Endesa y la Eurocup.

Compartir el artículo

stats