Entre Kevin Pangos y Alen Omic, alfa y omega de este Herbalife Gran Canaria (38 puntos anoche entre los dos), se las apañaron para encontrar los puntos débiles del ALBA Berlín y despejar el camino del equipo claretiano hasta el Last32 como campeón del Grupo B, destino que el conjunto claretiano se jugará la próxima semana -a cara o cruz- en Italia ante el Grissin Bon Reggio Emilia, al que aventaja en una victoria y al que superó en la primera vuelta por nueve puntos de diferencia (76-67).

Se tomó en serio el compromiso el Granca al ver en el horizonte, tan cerca tan lejos, la posibilidad de certificar el pase al Last32 como campeón de grupo. Al ritmo de Kevin Pangos -que sigue de dulce-, la intimidación de Ovidijus Galdikas y la candidez defensiva del ALBA Berlín, el equipo claretiano marcó distancias con un rival con talento pero incapaz de trazar una línea recta en su rendimiento. El reloj apenas había consumido tres minutos cuando Sasa Obradovic mandó parar (11-4).

Al rapapolvo del entrenador serbio le siguieron un par de decisiones técnicas que elevaron la presión arterial del ALBA Berlín. Kresimir Loncar, Dragan Milosavljevic y Alex King entraron en escena y el conjunto teutón entró en calor. Apretó algo más atrás, mordió al rebote y empezó a meter los tiros que antes se le negaron. Con cierta necesidad de sumar triunfos para asegurar el pase a la siguiente fase, el equipo alemán se metió en el partido por un arreón.

Cuando al Herbalife le dio por mirar por el retrovisor, ya tenía en la cola al rival: 21-17, al cierre del primer acto. Con el ALBA Berlín en racha -cinco puntos consecutivos de Ismet Akpinar le devolvieron la ventaja (25-26, min. 14) tras un 0-2 inicial-. Para hacer frente a un adversario en plan pletórico, el conjunto de García Reneses se agarró a Pangos. El canadiense, reconvertido durante minutos en escolta, se fue al descanso hasta los 12 puntos y tiró del carro cuando. Entre él y la furia de Salin -picado con Akpinar tras recibir un golpe-, el Granca cruzó el ecuador del duelo con ventaja (39-38, min. 20).

Para poner las cosas en su sitio, García Reneses experimentó al inicio del tercer parcial con la rotación interior. Con Pablo Aguilar fuera de circulación por lesión, el entrenador madrileño mezcló sobre la pintura a dos de sus pívots puros: Alen Omic y Sitapha Savané. El resultado fue óptimo. El Herbalife Gran Canaria se hizo fuerte en la zona y creció por ahí: dominó el rebote, elevó su nivel defensivo, el balón comenzó a fluir y las canastas empezaron a caer con regularidad.

Parcial 3-14

Consumida la mitad del tercer periodo, el Granca ganaba por 13 puntos de ventaja (59-46) a partir de dos puntos innegociables para triunfar en el juego: oficio y talento, un maridaje que explotan mejor que bien Pangos y Omic -entre los dos, a esas alturas de la película, ya se combinaban para sumar 32 puntos (más de la mitad de la productividad claretiana en ataque) -. El meneo, con todo, no achicó al ALBA. A pico y pala y subido a lomos de Elmedin Kikanovic (8 puntos en este parcial), consumió la desventaja: 63-61 (min. 30).

Para sacar al Granca del fundido a negro en el que quedó atrapado minutos antes, García Reneses le entregó de nuevo el mando a Pangos. El invento, de entrada, no acabó de funcionar. El ALBA, con Milosavljevic azotando con el látigo, se puso tres arriba (64-67, min. 33) al culminar un parcial 3-14. Perdido en un jardín, el equipo claretiano se encontró a partir de la defensa: se atrincheró alrededor de su aro y, por ahí encontró, el camino hacia la victoria. Al equipo teutón se le fundieron los plomos y, golpe a golpe, como la gota malaya -primero Pangos, luego Newley, después Rabaseda y para rematar Omic-, el Herbalife devoró a un rival que se le habría atragantado (83-78, final).