No fue el de ayer el peor partido defensivo del Herbalife Gran Canaria de la temporada. Ni mucho menos. Pero la cita ante el Strasbourg sí vino a confirmar una tendencia preocupante: el equipo claretiano ha perdido la solidez defensiva, o al menos parte de ella, que le caracterizaba en el comienzo del curso. En los 22 partidos anteriores de esta temporada el cuadro de Aíto García Reneses solo había recibido esa cifra de puntos en cuatro ocasiones, todas ellas saldadas con derrotas y siempre a domicilio: Valencia Basket (86) y Real Madrid (85) en la Liga Endesa, y Alba Berlín (84) y MHP RIESEN Ludwigsburg (92). En este último encuentro hubo una prórroga, pero al término de los 40 minutos los amarillos ya habían encajado 81.
A esa lista se sumó ayer el Strasbourg a pesar de la seriedad que mostró el Gran Canaria en muchos tramos del encuentro, sobre todo en los primeros y en los últimos minutos, en los que el cuadro francés sufrió mucho para anotar. Pero el conjunto que entrena el seleccionador galo Vincent Collet exhibió su fortaleza ofensiva en el nudo del encuentro. Los exjugadores de la NBA Mardy Collins y Rodrigue Beaubois fueron una amenaza constante para el perímetro del Gran Canaria. El potente físico del primero de ellos fue imparable por mucho que lo intentaran Xavi Rabaseda y Brad Newley en sus emparejamientos.
A esa diferencia en el aspecto físico aludió García Reneses en rueda de prensa como una de las claves de la derrota. Con 21 puntos, además de 7 rebotes y 4 asistencias, el exjugador de Los Angeles Clippers fue el mejor jugador del encuentro. Beaubois tuvo más problemas para destacar. Estuvo bien cerrado por DJ Seeley o Sasu Salin, que eran sus emparejamientos. El ex de Dallas Mavericks, donde fue titular durante una temporada, era la principal amenaza previa al choque y Aíto García Reneses ordenó que fuera el escolta el encargado de defenderle. En ese aspecto Kevin Pangos tiene mucho que mejorar y los dos escoltas amarillos están mejor preparados. Y los dos cumplieron a pesar de los 14 puntos y 2 asistencias de Beaubois, casi todos ellos desde la línea de 6,75 y tras una buena circulación de balón de los visitantes. En lo que a penetraciones se refiere apenas inquietó. Ahí Collins fue el rey. Pero Paul Lacombe y Jeremy Leloup también hicieron notar su potencial en el Arena.
Era una empresa muy complicada para el Gran Canaria. El Strasbourg, al fin y al cabo, viene siendo finalista de la liga francesa varias temporadas seguidas y en esta Euroliga ha sido capaz de ganar a dos colosos como el Fenerbahce y el Real Madrid. Y el Herbalife fue su nueva víctima.
Pero el resultado de ayer hace más sangre en la herida insular, que venía de encajar dos duras derrotas ante el MoraBanc Andorra y el Montakit Fuenlabrada que no entraban en los pronósticos. Y ambos resultados se produjeron, principalmente, por el nivel ofrecido en su propio aro. En el Principado los amarillos recibieron 84 puntos, por los 92 encajados en el Fernando Martín.
Esa fortaleza defensiva es uno de los rasgos que ha perdido el Gran Canaria en las últimas semanas. En el comienzo del curso el Herbalife fue de exhibición en exhibición, dejando al Dominion Bilbao en 59 puntos en su cancha o al Manresa en otros 59. Es la base del juego claretiano. En la seriedad defensiva nace el ataque amarillo, hecho para correr.
Las recuperaciones de balón son el maná de los amarillos y permite a jugadores como Kevin Pangos, Xavi Rabaseda o Brad Newley desplegar todo su potencial. En ataque estático el Gran Canaria sufre algo más para anotar, como ocurrió ayer, y si la defensa no funciona se hace muy complicado que el Herbalife domine los partidos. Es lo que le ha ocurrido en estas últimas citas y está obligado a recuperarlo cuanto antes. Y es que en el calendario tiene la visita del FIATC Joventut, el viaje a Jerusalén y, sobre todo, el aterrizaje del Barcelona Lassa en el Arena. Un enero de exámenes.
